PASARON APENAS dos semanas que en este espacio se presagiaron los problemas que en el medio rural, podrían originarse con motivo de la apertura total del Tratado del Libre Comercio para América del Norte.
COMO ES NATURAL el aspecto más sensible para nuestros productores rurales lo ha sido el maíz, el fríjol y los productos lácteos. Por lo pronto, el dirigente nacional de la Confederación Nacional Campesina, Cruz López, organización que por cierto es uno de los tres legendarios sectores del PRI, ya se manifestó el domingo pasado en Xalapa, con motivo del 93 aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria.
EL DIRIGENTE CAMPESINO declaró que el TLC llevó a la ruina al 75% de los productores rurales muy especialmente, a los ejidatarios, quienes han tenido y por necesidad, convertirse en productores para el auto consumo de maíz y de fríjol.
POR OTRA PARTE, la Secretaria de Agricultura y Ganadería del Gobierno Federal a seguido una política de consistente en publicar en los principales periódicos del país, sendos desplegados mediante los cuales y de manera indirecta, trata de anticiparse a las banderas que en algún momento, puedan llegar enarbolar los grupos inconformes.
ENTRE LOS PUNTOS DE VISTA que sostiene la autoridad federal con relación a las bondades que el TLC a traído al campo mexicano, menciona los siguientes: que los productores y campesinos venden más de cuatro veces de productos agrícolas; que el tratado ha dado a los mexicanos mayores opciones de compra de productos extranjeros y a mejor precio; que el Gobierno Federal ha venido apoyando con 204 mil millones de pesos a productores y pobladores del campo, millonada de pesos que nadie sabe a quienes llegaron ni bajo que esquema de programa oficial de Gobierno se repartieron.
NO SOY ECONOMISTA ni dios permita que lo llegue a ser; pero para entender los asuntos del sentido común no es necesario serlo. El mismo Gobierno está confeso que los productores del campo se han dedicado ahora a la producción para el autoconsumo, esto quiere decir, que ya dejaron de producir para el consumo del país y para la exportación.
Lo que es lo mismo, el campo se ha desmantelado como factor de riqueza y los campesinos y pequeños propietarios mexicanos que en algún tiempo la crearon, ahora viajan escondidos en furgones de trenes por los desiertos de Arizona, con la esperanza de no ser detectados por la “migra”.
EL GOBIERNO FEDERAL confiesa además en sus desplegados, que el otrora productor nacional y que ya no produce, tiene ahora la magnifica opción y oportunidad de comprar variados productos agrícolas y a muy bajos precios venidos del extranjero. Y uno se pregunta: ¿Con qué dinero el mexicano que ya cerro el ejido o su pequeña propiedad, podrá comprar esos magníficos y nuevos productos venidos del extranjero?.
COMO SE VE, las cosas no serán fáciles para este año. Los desplegados o explicaciones que publique el Gobierno actual (que por cierto no fue el que firmó el TLC) no podrán revertir los efectos nocivos del tratado, mucho menos, lograr la recuperación del campo mexicano ya postrado, emproblemado, con competencias desleales, sin créditos, con sequías y carente de apoyos reales y efectivos a la producción.
LA REALIDAD es que el campo mexicano se ha convertido en desolación, pobreza y en uno que otro fraccionamiento urbano. Son pues los productores agropecuarios los que tienen la palabra en este tan espinoso asunto lo que sin duda manifestaran más pronto de lo que imaginamos.
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