YA LO ADVIRTIÓ EL PRESIDENTE Calderón: La lucha en contra del narcotráfico y el crimen organizado será larga, difícil y habrá bajas por ambos lados. Se trata de una guerra que los agentes del mal han declarado abiertamente al Gobierno y al pueblo de México.
PARA DESGRACIA de todos, el embate de estos delincuentes encontró al Gobierno poco preparado para hacerles frente. Se trata de un nuevo tipo de delincuencia para la cual los organismos policiacos y de prevención del delito no estaban preparados, es más, no lo conocían. Felices tiempos aquellos en que la actividad de los ministerios públicos federales se limitaba a los asuntos relacionados con los cheques sin fondos, el robo de energía eléctrica y las carreras de caballos clandestinas.
PERO LOS TIEMPOS CAMBIARON. A parir del sexenio de Vicente Fox los cárteles de la droga se transformaron en verdaderas sociedades del crimen organizado. Perfectamente armadas, con los más sofisticados medios de comunicación, altamente informados de los movimientos policiacos e infiltrados en todos los cuerpos de la seguridad pública a sus tres niveles, se convirtieron en importantísimos cárteles del delito.
AQUÍ Y EN TODAS PARTES, los comentaristas y opinadores sobre esta materia, condenan y señalan con índice de fuego solamente a una de las partes del binomio: a los productores, transportadores y vendedores de la droga. Nos falta detectar y atender el problema de los consumidores.
PERO POCO SE HABLA de la otra cara de la moneda: los consumidores. Si queremos ver el problema en su justa escala y dimensión, son ellos, los consumidores, los únicos realmente responsables de la existencia del flagelo que se ha enseñoreado de nuestra Patria: la drogadicción.
Y ES QUE SI HAY oferta es porque hay demanda, así de fácil. Han sido los consumidores de la droga los que han enriquecido a los cárteles y a sus dirigentes. Son los adictos los que con su dinero pagan las armas con que los narcotraficantes asesinan a policías y funcionarios públicos. Son los consumidores los que pagan a los sicarios encargados de matar a miembros de otros cárteles, a vendedores mayoristas y a los pequeños traficantes.
CON CADA PESO que pagan los consumidores de droga, a los miembros de los diferentes cárteles, es el dinero con que pueden sobornar a cualquier funcionario público, secuestrar y asesinar a cientos de personas inocentes. Con el dinero de los consumidores adictos se paga a los sicarios y a los operadores de los “levantamientos”. Como podrá ver mi querido lector, este peliagudo asunto tiene dos caras, y la cara del consumidor no es menos reprobable y condenable que la de los proveedores.
EL ESFUERZO QUE el presidente Calderón ha venido haciendo en contra de una de las caras del problema, debe ser reconocido y aplaudido por todos los mexicanos. Hoy como nunca, el Gobierno han detenido miles de proveedores; se han decomisado cientos de toneladas de droga y se a logrado encarcelar a miles de narcotraficantes. Esto no se había visto antes, de ahí que considere que debemos ser muy prudentes y cuidadosos, cuando se trate de criticar las acciones del Gobierno en esta tan delicada materia, pues golpear nada mas por golpear las acciones o la imagen del presidente, no haríamos otra cosa, que fortalecer a los cárteles del delito y la droga.
FALTA AHORA enfrentar la otra cara del problema: el de los consumidores quienes en última instancia, son los únicos responsables de que existan los cárteles y el delito organizado. Sin consumidores no habría proveedores y sin proveedores no existiría el crimen organizado con todas sus terribles consecuencias. Así de fácil.
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