SEGÚN LOS INFORMES que ha hecho públicos el ya famosísimo Buró de Crédito, cuenta en sus registros con 10 millones de registros, esto quiere decir que uno de cada diez mexicanos ha sido herrado en la frente con el candente fierro que lo exhibe, califica, señala y anatemiza, como sujeto mala-paga y de dudosa credibilidad financiera y económica.
EN SUS ARCHIVOS confiesa el Buró de Crédito tener a la fecha almacenados en la base de datos, más de 118 millones de historiales crediticios, lo que nos habla muy mal de cómo andan los negocios y las finanzas de las empresas en este país.
SI MI MEMORIA no me es infiel, (como dicen los clásicos) fue durante los últimos años de la Presidencia de Ernesto Zedillo y principios de la de Fox, cuando la Cámara de Diputados aprobó la Ley que creó las llamadas Sociedades de Información Crediticia, cumpliendo así un paso más a la globalización.
EL BURÓ DE CRÉDITO EN MÉXICO ha venido creciendo en proporción directa al número de tarjetas que vienen expidiendo las instituciones bancarias, extranjeras la gran mayoría de ellas, y que en este renglón han encontrado su verdadera mina de oro.
COBRANDO UNA CRISTIANÍSIMA tasa de interés de hasta el 60%, el que jamás soñó ni en sus noches más delirantes ningún agiotista que en el mundo ha sido, los bancos han podido posicionarse en un nicho que han convertido en la mina del Rey Midas. Son entonces estos bancos, los que vienen saturando con sus propios morosos los archivos y la base de datos del Buró de Crédito.
LA ÚNICA PREGUNTA QUE le hacen los promotores del plástico a los incautos que pasan por enfrente de la institución, al momento de ofrecerles una tarjeta, es si no se encuentran en el famosísimo buró. Si no lo están, le expiden de inmediato ese mágico instrumento que permite comprarlo todo sin pagarlo, a falta de un buen sueldo o ingreso familiar.
PERO AHORA RESULTA que los ingeniosos señores del Sistema de Administración Tributaria (SAT), han tenido la inacabable ocurrencia de que en corto plazo, mandarán también al Buró de Crédito a todos aquellos causantes del fisco que estén en mora con sus impuestos federales.
RESPECTO DE ESTA gran idea, que sin duda debe habérsele ocurrido a un burócrata que en su vida ha sido un verdadero causante de impuestos, estaría por verse su legalidad y constitucionalidad, o si por el contrario, atenta en contra de las garantías individuales de los gobernados.
EXISTE EN NUESTRO DERECHO una garantía que establece: que nadie puede ser privado de sus bienes, posesiones, propiedades o derechos, si no es mediante una sentencia judicial dictada por un Tribunal competente en el cual se haya dado cumplimiento a las formalidades esenciales del procedimiento y de acuerdo con las leyes vigentes.
ESTO QUIERE DECIR, que en tanto no exista una sentencia que declare que usted es deudor de una persona determinada, nadie puede señalarlo o estigmatizar acusándolo como persona morosa y no sujeta de crédito. Para que jurídicamente fuera legal registrar el nombre de una persona física en el Buró de Crédito, la Constitución exige la existencia de una sentencia previa y firme que lo condene como moroso a pagar cierta cantidad. Si no existe esa sentencia, el acto registral violaría las garantías individuales.
DE TODO ESTO se colige, que sería una barbaridad jurídica que el SAT registrara los créditos fiscales pendientes de pagar, sin que previamente no se dictara una sentencia en la cual se condenara al causante a pagar.
DESGRACIADAMENTE nuestros burócratas no saben el derecho, no lo quieren estudiar o simplemente fingen demencia; pero si se llegara a tomar la medida de remitir los créditos fiscales al Buró, el asunto sería peligroso, y más, si se hace de manera selectiva atendiendo a criterios políticos inspirados en venganzas personales.
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