DECÍAN LOS CLÁSICOS: “La mujer del César no únicamente debe ser honesta, también debe parecerlo”. Esto viene a colación con motivo del escándalo que se ha desatado en los medios, donde se acusa al actual secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, de haberse enriquecido juntamente con sus parientes a la sombra y amparo del poder, mediante una serie de contratos, permisos y concesiones obtenidas en los sótanos de algunas oficinas de Gobierno y paraestatales como Pemex.
DE ENTRADA AL JOVEN MOURIÑO se le tiraron a la garganta los chicos del PRD y hasta lo que algunos amantes de la pirotecnia llaman como “el fuego amigo” del mismísimo PAN. Esta primera vez se cuestionó públicamente la legalidad del nombramiento hecho por el presidente argumentándose que el designado para el segundo cargo en importancia de la República, no satisfacía los requisitos que en la materia exige la fracción III del Artículo 30 de la Constitución Federal de la República.
HASTA EL ENLOQUECIDO Noroña asesor de imagen de AMLO, con boletos pagados por no se sabe ni quién, se trasladó a la madre patria para hurgar en los reales archivos de indias en Sevilla, en donde felizmente descubrió una serie de documentos y cédulas reales que trataban de explicar el desordenado y desinformado origen social de nuestro flamante secretario de Gobernación.
A DON JUAN CAMILO MOURIÑO le está sucediendo lo que le pasó a Cristóbal Colón, que después de larguísimas investigaciones practicadas por historiadores de todas las latitudes, nadie ha quedado cierto hasta el día de hoy, del lugar en dónde nació el descubridor del nuevo continente: Génova, Barcelona, Galicia o Portugal se disputan su origen, y al ritmo como van las investigaciones del irrepetible Noroña, nadie logrará saber a ciencia cierta en dónde nació el joven que despacha en el viejo palacio de Cobián (por cierto que fuera propiedad de un lagunero don Feliciano Cobián) allá por los rumbos de Bucareli en la Ciudad de México.
AHORA AL SEÑOR CAMILO MOURIÑO le han venido sacando feos trapitos relacionados con una serie de negocios nada claros, y obtenidos al amparo de cargos públicos y del tráfico de influencia. En esta materia parece que las firmas y los originales de los contratos vienen a beneficiar al suegro, algunos parientes y al mismo Camilo Mouriño.
MIENTRAS ESTOS FEOS ASUNTOS se vienen ventilando a la opinión pública, el jefe del Gabinete presidencial y responsable de la política interna de este país se debilita día con día. Falta por ver cuál será la actitud que tome la Secretaría de la Función Pública, la Controlaría de la Federación, el mismo Ministerio Público Federal y la auditoría interna de Pemex.
LA DECISIÓN POLÍTICA para el presidente Calderón es sin duda difícil y compleja. Son muchos y de fondo los aspectos políticos que implicaría tomar una meditada sobre estos asuntos. Por lo que hace a la verdadera nacionalidad o estatus personal de Mouriño las cosas no pasarán de ahí.
PERO POR LO QUE RESPECTA a las investigaciones de los negocios ilícitos y de tráfico de influencia que le vienen imputando al joven secretario de Gobernación, las cosas sí podrían ponérsele difíciles y llegar a terrenos que quedarían fuera del control de Felipe Calderón y por lo mismo, fuera de su campo de acción personal.
LO QUE SÍ QUEDA MUY CLARO, es que todos estos escándalos enfocados por las fuerzas políticas enemigas del Gobierno panista, y hasta por algunos grupos de panistas, lo único que están generando es un deterioro acelerado de la imagen del jefe de la política interna del país lo que desembocará finalmente en la pérdida de legitimidad para hacer frente a tantos y tan espinosos asuntos que el presidente Calderón tiene en su agenda con el Congreso de la Unión, y dejar de tener un interlocutor válido y creíble.
EN ESA TERRIBLE situación se encuentra el presidente de México quien no podría por el momento removerlo, sin pagar las terribles consecuencias de un nombramiento poco meditado que más respondía a factores de amistad, que el de buscar el bien de la República y hasta la propia tranquilidad de su Gobierno.
UN GOBIERNO DÉBIL poco o nada podrá hacer, para sacar a este país embarrancado en tantos problemas.
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