PEMEX III
LA INICIATIVA DEL PRESIDENTE CALDERÓN que envió a la Cámara de Diputados fue como tirar un filete a la jauría de los diputados del PRD, quienes sin siquiera leerla ni conocer su contenido, la descalificaron de plano. No contentos con ello, resolvieron que se les negaba al 70% de los diputados integrantes de la Cámara, el derecho de discutirla y para ello tomaron por asalto la tribuna.
TODO ELLO creó una lamentable confusión entre los mexicanos, que sin haber conocido el contenido de uno solo de los párrafos de la iniciativa del presidente, y al unísono con los propios medios, se avocaron a descalificarla sin haber conocido su contenido.
ESTAS CIRCUNSTANCIAS motivaron a este columnista para tratar de dar a conocer a los lectores de El Siglo de Torreón, un punto, de tantos que puede haber, de una persona que fue director de Pemex. Será pues éste, el tercer y último artículo para exponer las conclusiones y sugerencias a que llegó el Dr. Montemayor con motivo de la propuesta de reforma energética.
LA INICIATIVA PRESIDENCIAL resulta insuficiente pues no atendió uno de los problemas fundamentales que afectan a la paraestatal, como lo es que su régimen fiscal se le está privando de más del 85% de sus ingresos, situación que ninguna empresa privada en el mundo podría soportar y además subsistir. Tiene un ligero avance en el régimen regulatorio, pero que es insuficiente; mantiene una no deseable y fuerte participación del Gobierno en su manejo y administración; no incluye programas operativos para cerrar algunas brechas en el renglón de productividad; la participación privada tiene un esquema inadecuado de dudosa constitucionalidad, por todo ello sería conveniente primeramente llegar a definir qué es lo estratégico para el desarrollo del negocio de Pemex y de la CFE; cumplir con la constitución y buscar mejores prácticas de operación.
EL CONSEJO DE PEMEX necesita una mejor y mayor autonomía para que pueda planear con tiempo y eficientemente sus inversiones; establecer reglas claras para asociarse en las áreas esenciales y en las áreas en donde no sea necesario el control, sino asegurar proveedores; Pemex deberá resolver qué tanta capacidad de refinación requiere para controlar de manera directa, pero también qué tantas refinerías puede tener asociado con capital privado.
LO QUE PLANTEA en su iniciativa el presidente Calderón es un error, pues sucedería, que al dejar a Inversión Privada las refinerías adicionales, las que no serían más de 2 o 3 en diez años, podría resultar que a Pemex no se le vuelva a autorizar una refinería nueva y eventualmente tendría que cerrar las actuales por obsoletas.
CONCLUSIONES: maximizar la renta petrolera; una reforma fiscal que establezca un nuevo trato para Pemex y la CFE y que les permita reinvertir sus ingresos en su crecimiento; se debe modernizar y agilizar el control administrativo y presupuestal de las paraestatales con órganos modernos y profesionales sin conflicto de intereses y con rendición de cuentas eficaces como cualquier empresa y establecer programas operativos para eliminar brechas de productividad y una nueva relación con el sindicato.
PROGRAMAS para transferencia a combustibles no fósiles y el establecimiento de reglas claras, para que Pemex y la CFE se puedan asociar con capital privado bajo un criterio de fortalecer a Pemex y maximizar la renta petrolera, destinándose parte de ella durante los próximos 30 años, para ejecutar programas y proyectos referidos al calentamiento global y resolver los rezagos de energía e infraestructura existentes.
DE SEGUIR LA ECONOMÍA popular como ha estado a la fecha, peligra la seguridad de los mexicanos, la supervivencia de la democracia y la viabilidad del mismo Estado de Derecho.
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