MEDIANTE EL LLAMADO PLAN MÉRIDA México recibiría 350 millones de dólares que serían aplicados a la lucha en contra del narcotráfico. En principio el Senado de los Estados Unidos al aprobarlo, impuso una serie de condiciones que no fueron aceptadas por el presidente Felipe Calderón. Después de una serie de estiras y aflojas el Senado norteamericano eliminó condiciones y esa suma quedó a disposición del Gobierno de México para aplicarla de la manera y forma que él estimara más conveniente para continuar esta guerra que tiene al país en una silenciosa crispación.
POR OTRA PARTE, el senador demócrata Harry Read reconoció que su país sufre un apetito feroz por las drogas. Es una nación que como dicen los mexicanos: no tiene llenadero. Las drogas les llegan por toneladas de todas partes del mundo, por todos sus puertos y por todas sus fronteras, amén de las que ellos mismos producen, transportan y trafican.
LO CURIOSO DE ESTA negra historia que juntos vivimos, es que parecería que tras nuestra frontera al Norte, no sucede nada. Como por arte de magia una vez que la droga cruza las fronteras de Norteamérica, desaparece el crimen organizado y el mismo tráfico de drogas.
TODAS ESAS TONELADAS de estupefacientes que entran al país de las barras y las estrellas, en un instante y como por arte de magia son transformadas en millones de sobrecitos que viajan felices y contentos por toda la Unión Americana sin ser molestados por ninguna de sus policías, muy especialmente por la famosa DEA y el FBI.
MIENTRAS AQUÍ EN MÉXICO en los últimos dos años se ha puesto a la sombra en los penales y ante jueces federales a más de 22 mil delincuentes de la materia, no sabemos ni se ha informado por parte de las instituciones norteamericanas, cuántos malandros del narco ellos han puesto a disposición de sus jueces.
NI LA PRENSA SERIA ni la amarillista de los Estados Unidos ha podido registrar cómo va la lucha de su Gobierno en contra del narco, de cuántas armas les han decomisado, a cuántas bandas han desmantelado o de cuántos malandros han presentado a sus jueces.
AL OTRO LADO las autoridades, la prensa y los medios en general siguen disimulando la existencia del problema sabedores de que el enemigo lo tienen en su propia casa, y que ese enemigo son los más de 25 millones de adictos a los estupefacientes.
EN ESTA TERRIBLE lucha que libra nuestro país no tiene como verdadero aliado al vecino país. La política norteamericana que vienen practicando su Gobierno Federal, los estatales y municipal es la del avestruz. Ello porque están ciertos de que una gran mayoría de su sociedad necesita el consumo de drogas y la necesita bien surtida, barata y a tiempo.
EL GOBIERNO de los Estados Unidos sabe que el síndrome de la abstinencia de 25 millones de adictos, podría llegar a causar una verdadera catástrofe nacional. Para ello habría que imaginarse el estado anímico y mental de 25 millones de adictos de todos los estratos sociales sufriendo la falta de drogas.
DE AHÍ QUE LA visión de los vecinos del problema sea muy diferente a la visión de nosotros. México se encuentra en la etapa de tratar de librar a su niñez y a su juventud del consumo y de que la droga se quede en el país. En los Estados Unidos se trata por el contrario, de que no les falte el suministro en tiempo, forma y cantidad suficiente a sus adictos.
ES POR ELLO que nada más brincando la frontera, deja de existir el crimen organizado y el tráfico de drogas. En los Estados Unidos no pasa nada y el problema se convierte como por arte de magia en millones de dosis dentro de sobrecitos que viajan felices, contentos y sin peligro de ser molestados por todo aquel enorme país y sin peligro alguno de que sean detectados por las autoridades estadounidenses.
Y ES QUE LAS drogas han pasado a formar parte integrante de la “Canasta Básica” de nuestros vecinos.
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