MAL COMIENZA el planteamiento que hizo en días pasados el responsable de la política interna del país y secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, cuando convocó a los gobiernos estatales, los municipales y a todos los sectores sociales del país, a firmar un “Pacto Antisecuestro”.
POR PRINCIPIO DE CUENTAS, desde cualquier punto de vista o como se le quiera ver, la celebración de un pacto antisecuestros como lo propone Juan Camilo Mouriño, dentro de la más elemental lógica, no tiene ningún sentido: no mejoraría la seguridad de todos, no nos llevaría a ningún lugar real y práctico, ni resolvería el problema del delito de secuestro.
QUE NOSOTROS SEPAMOS, ninguna de las partes invitadas a firmar el pacto, se dedica o se ha dedicado al lucrativo delito del secuestro, de ahí que no haya razón para que ahora se junten y pacten un convenio en donde manifiesten que aborrecen el secuestro y sus letales secuelas al seno de las familias agraviadas, y de la sociedad en su conjunto.
AUNQUE PAREZCA un chiste de mal gusto, si el señor Juan Camilo Mouriño quiere atemperar la comisión de este delito, pues tendría que celebrarlo precisamente con los bandidos que cometen los secuestros, cosa que nos parece a todas luces imposible.
PARA TERMINAR con los secuestros no hay necesidad de celebrar contratos o convenios con nadie. Basta tener la voluntad política y de Estado para ejecutarla bajo parámetros de energía e inteligencia, para acabar con esos asesinos.
EN ESTE PAÍS, la reina de todas las instituciones es la impunidad. Según datos estadísticos confiables, en México se comete un promedio de 2.5 millones de delitos al año; de éstos únicamente es denunciado el 10%, esto es, 250 mil delitos. De éstos 250 mil llegan a los tribunales 125 mil de los cuales y finalmente únicamente 50 mil reciben sentencia. Esto quiere decir que la impunidad es del 98%.
DE AHÍ QUE EL PROBLEMA no esté en aumentar las penas. Los secuestradores y asesinos no manejan con esa perspectiva sus acciones delictivas. Ellos calculan qué probabilidades tienen de ser o no aprehendidos después de cometer su delito, de cobrar el rescate y de gastárselo. Ellos no piensan ni en las leyes ni en sus penas.
SI LA LOTERÍA en que apuestan los delincuentes es a un 98% de que no serán aprehendidos, contra un bajísimo 2% de que sí lo serán, cualquier analfabeta apostaría en una lotería de esta naturaleza, en la que tienen el 98% de probabilidades de no ser detenido, contra el otro 2% de posibilidades de sí ser detenido.
NUESTRO PROBLEMA es la impunidad y México se ha convertido en un país en donde la Ley no se aplica. En esas condiciones la delincuencia se pasea tranquila por carreteras, calles y avenidas, segura de que haga lo que haga no le pasará nada, pues el aparato de la justicia penal en el Estado mexicano se encuentra paralizado.
PARA TRATAR de acabar con el delito del secuestro, el Estado necesita recurrir a sistemas de Inteligencia cuya eficacia ya fue probada en otros países como en Colombia. Intercepción telefónica y triangulación de los puntos de llamadas. Gran base de datos y fichas de los delincuentes, procesados e investigados. Controles en los centros penitenciarios de desactivadores de entradas y salidas de llamadas vía teléfonos celulares. Intercambio de información entre las todas las policías existentes en el país y tantas otras medidas que ya se conocen, pero que en México las autoridades se niegan a utilizar.
POR TODO ESTO la invitación de Juan Camilo Mouriño para que todos celebren un pacto antisecuestro, más parece una ocurrencia de fin de semana, que una propuesta de Estado seria y viable del Gobierno de Felipe Calderón.
QUIZÁ LO QUE quiso decir Juan Camilo Mouriño cuando invitó a todo México a celebrar un pacto antisecuestro, fue buscar un acercamiento con los diversos cuerpos policíacos del país, muy especialmente con la Policía Judicial del Distrito Federal, e invitarlos de la manera más cortés y educada para que ya no sigan cometiendo más secuestros, esto por que se da la circunstancia, de que en el 90% de los secuestros que se cometen en este país, siempre intervienen policías o expolicías.
ASÍ LAS COSAS, el pacto antisecuestro planeado por el joven Mouriño para que llegue a tener los efectos buscados, deberá celebrarlo con los cuerpos policiacos, obligándoles en el convenio antisecuestro, a no secuestrar en adelante a los ciudadanos que son precisamente los que les pagan el sueldo para que los protejan de los malandros.
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