De los últimos 31 juegos de la temporada regular, tomando en cuenta de la jornada diez del Torneo Clausura 2007 a la cuatro del Clausura 2008, Daniel Guzmán y su equipo han perdido sólo tres partidos.
Con la victoria del domingo pasado sobre el Pachuca, liga 12 encuentros seguidos sin perder en el Corona. Aún así Daniel no está conforme, se siente incomprendido por algún sector de la prensa lagunera. No entiende que con semejantes números todavía no sólo se le cuestione, sino incluso se llegue al despropósito de pedir su salida.
Ve con incredulidad cómo colegas suyos que participan en la misma liga, como Américo Gallego, José Markarián, Ricardo Ferreti y otros más (en mayor o menor medida), con campañas de mediocres a pésimas, son menos fustigados por la prensa capitalina o regiomontana, en cambio él se siente francamente perseguido y acosado por un sector del periodismo regional.
Pero, ¿a quién tiene que convencer a final de cuentas Daniel? ¿A la prensa radical o a la afición lagunera? ¿Tiene sentido desgastarse y distraerse cuando las cosas marchan bien en tu equipo?
Son preguntas que Daniel se debe plantear por su bien y por su salud mental. Existen diferentes puntos de vista, eso está claro, y se deben de respetar, también está claro. Ni todo es bello y mucho menos ahora todo es horrible.
Ser técnico de un equipo de Primera División en nuestro país es cada vez más demandante y exige el cien por ciento de tu capacidad; leer y enterarse de lo que dicen o dejan de decir los periodistas (llámense como se llamen) debe ser tan sólo un complemento.
Daniel, restan trece jornadas, vas contra el superlíder y de ahí en cascada contra los líderes de tu grupo, el campeón Atlante y el América, todo esto en un lapso de doce días. ¿Crees que vale la pena distraer tus prioridades cuando el torneo entrará en un momento de definición?
Yo respeto, como diría el serbio Milutinovic. Respeto a mis colegas y respeto a Daniel, pero me parece un gasto de energía desperdiciada en desvaríos cuando el objetivo, si no único pero sí principal, es traer la tercera estrella al escudo santista. Pero cada quien su vida.
