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Monopolios

Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Los monopolios que… dominan la economía mexicana no saben quién es su cliente. No le ponen atención, lo tratan como un cliente cautivo. Más que simplemente arrogantes, son ignorantes”.

Peter Drucker

En el pasado el Gobierno mexicano utilizó el monopolio que tenía sobre el papel periódico, a través de PIPSA, para presionar a la prensa independiente. Hoy le toca ese lamentable uso como instrumento de censura a otro monopolio gubernamental, la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.

El problema fundamental de los monopolios es que no permiten otras opciones a los usuarios de sus servicios y productos. Si las tarifas son altas, si los servicios son malos, el cliente de cualquier manera debe aceptarlos. Quienes viven en países como el nuestro en que no sólo se permiten, sino se promueven los monopolios, saben que las consecuencias para la sociedad pueden ser desastrosas.

En el caso de los medios de comunicación, los monopolios pueden ser y han sido usados con frecuencia como armas de censura. Durante décadas, el monopolio que el Gobierno tenía sobre el papel periódico fue empleado para amenazar a aquellos periódicos o revistas que se atrevían a ser demasiado críticos con el sistema. En los años setenta, durante el sexenio de José López Portillo, PIPSA recortó el papel que le entregaba a El Norte de Monterrey como una manera de castigarlo por sus posiciones editoriales. Si bien la censura terminó después de algún tiempo, la amenaza de la censura a través del papel no terminó sino hasta que se abolió el monopolio de PIPSA.

Hoy el Reforma de la Ciudad de México está viviendo una situación similar. El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), que detenta el contrato colectivo de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, monopolio de la electricidad en el Centro de la República, ha emprendido una campaña en contra del diario. Lo ha acusado de no pagar sus facturas de electricidad, por lo que el periódico ha publicado las copias de las facturas y de los pagos que certifican que no se ha dejado de cubrir ninguna cuenta. Pero Luz y Fuerza del Centro, al parecer por presiones del sindicato, ha optado también por aprovechar su posición monopólica y unirse a las amenazas contra el periódico.

Según Martín Esparza, secretario general del SME, el diario tiene una subestación más chica de la que debería tener, por lo que según él estaría pagando menos electricidad de la que debería. La publicación ha señalado que no sólo ha cubierto toda la electricidad que se le ha facturado sino que desde marzo de 2004 presentó a Luz y Fuerza una solicitud de actualización de carga instalada. En septiembre de 2005, con su característica lentitud, Luz y Fuerza dio una respuesta positiva a esa solicitud; pero ahora, el 7 de marzo de 2008, coincidiendo con los ataques y amenazas del sindicato, ha dado por cancelada la solicitud y ha exigido que se reinicie todo el proceso.

Este tipo de recursos ilegítimos no le parecerá extraño a los clientes de Luz y Fuerza, que con mucha frecuencia deben aguantar los abusos, los cobros excesivos y los problemas de ineficiencia de la empresa. En muchas de estas dificultades el sindicato tiene un papel protagónico, pero la existencia del monopolio evita que los usuarios puedan acudir a otros proveedores.

En México los narcotraficantes y los secuestradores pueden mantener su libertad a través de acuerdos con jefes policiales. Pero si alguien quiere invertir en el país y generar empleos en México para producir electricidad y venderla a mejor precio y mejores condiciones que los monopolios oficiales, será de inmediato recluido en la cárcel por violar la Constitución.

El SME está emplazando a huelga para el próximo domingo 16 de marzo a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Su pliego petitorio incluye la exigencia de un aumento de sueldo de 16 por ciento para los trabajadores de esta empresa, que cada año pierde más de 30 mil millones de pesos a pesar de sus elevadas tarifas.

Pero esta petición se encuentra en el último lugar del pliego petitorio, según señala el propio líder del SME. La primera exigencia del documento es cerrar las puertas a la generación de electricidad por productores privados.

Esta posición no debe sorprendernos demasiado. Un mercado abierto, con distintos proveedores, es una amenaza al poder de los grupos monopólicos, poder que se manifiesta en las amenazas de cortarle el fluido eléctrico a un periódico que ha publicado artículos que exhiben los abusos del SME y la ineficiencia de Luz y Fuerza del Centro.

PIPSA hacía este trabajo sucio en el pasado. Ahora la función, al parecer, le está tocando a Luz y Fuerza del Centro. Sólo que la censura no proviene ya necesariamente del Gobierno Federal, sino de un sindicato que se siente amenazado en sus privilegios.

¿EL MOCHAOREJAS O EL CHAPO?

El Partido del Trabajo, parte del Frente Amplio Progresista, ha hecho una invitación a representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para asistir a un foro en México llamado “Los partidos y una nueva sociedad” el cual se llevará a cabo el 13 y el 14 de marzo próximos. El PT está ofreciendo pagar los gastos de alimentación y hospedaje de los representantes de las FARC, lo cual significa, por supuesto, que les serán endosados a los contribuyentes. Esta invitación se le está haciendo a una organización que mantiene a más de 700 personas secuestradas en Colombia. ¿A quién invitarán después? ¿Al “Mochaorejas” o al “Chapo Guzmán”?

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