El patriarca de Moscú y toda Rusia Alexis II murió a los 79 años de edad. (EFE)
El Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) , Alexis II, murió ayer a los 79 años de edad, anunció un portavoz de la IOR.”El Patriarca Alexis ha muerto. Ocurrió hoy por la mañana”, informó Vladímir Viguiliánski, portavoz de la IOR, según la agencia oficial Itar-Tass.
Alexis, patriarca ruso desde junio de 1990, había tenido durante los últimos años graves problemas de salud, e incluso a mediados del pasado año circularon rumores de que había fallecido.
Según la prensa rusa, su posible sucesor será el metropolita Kiril de Smolensk y Kaliningrado, jefe del departamento del Exterior eclesiástico de la IOR.
El Patriarca representaba a más de 200 millones de cristianos; amigo personal de Vladimir Putin, mantuvo una posición de distancia con El Vaticano, rechazó en repetidas ocasiones encontrarse con Juan Pablo II o con su sucesor Benedicto XVI.
Alexis II nació en la Estonia soviética. Tras la muerte del Patriarca PIMEM I en 1990, Alexis II fue elegido para sustituirlo, tenía una reputación de conciliador.
Su elección se llevó a cabo sobre la base de su experiencia administrativa, ya que se le consideraba “inteligente, enérgico trabajador, perceptivo, y práctico”. Hasta el momento no se han dado a conocer las causas del deceso ni el lugar donde se realizará su funeral.
Lamenta Vaticano muerte de Alexis II
El presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de Todos los Cristianos del Vaticano, Walter Kasper, lamentó AYER el fallecimiento del máximo líder de la Iglesia Ortodoxa rusa Alexis II.
El cardenal, en una nota, aseguró que la Sede Apostólica ha recibido “con gran tristeza” la muerte de quien estuvo llamado a dirigir la comunidad cristiana rusa “en un periodo de grandes cambios”.
“Su guía hizo capaz a la Iglesia de afrontar los retos de la transición de la era soviética a la presente con una renovada vitalidad interior”, añadió el purpurado.
Recordó que el patriarca ruso siempre mostró su “buena voluntad” hacia el Papa de Roma y su deseo de reforzar la colaboración con El Vaticano, pese a los más de mil años de cisma que separan a católicos y ortodoxos.
“Su empeño personal en mejorar las relaciones con la Iglesia Católica, no obstante las dificultades y las tensiones que de vez en vez emergieron, nunca fue puesto en duda”, sostuvo.