Proyectan una mejor imagen para la zona de tolerancia en Matamoros.
A la zona de tolerancia La Garcita se le dotará de agua potable y será objeto de otras mejoras por acuerdo del Cabildo, quien votó a favor de renovar las instalaciones con el apoyo de los dueños de los bares y cantinas que ahí funcionan.
El regidor Ezequiel Soto García, de la Comisión de Salud, manifestó que en la pasada junta de Cabildo del día 15 de abril, se tocó a fondo el tema y se votó a favor de permitir a una mesera de 4 a 5 mesas en los restaurantes-bar como La Canasta, Los Compadres y La Rueda.
Lo anterior, después de que los propietarios de bares y cantinas de La Garcita se quejaran e incluso amenazaran con cerrar el lugar para también ellos establecerse en la zona Centro por la falta de mujeres, dado que ellas se concentraban en los centros nocturnos antes referidos.
Los regidores de la Comisión de Salud, la cual encabeza Soto García, realizaron una investigación que arrojó como resultado que efectivamente, las señoras se estaban concentrando en los antros del primer cuadro de la ciudad y pocas o casi ninguna, acudía a La Garcita.
Todas estas anomalías dijo que se presentaron, primero, porque la zona de tolerancia labora hasta en cierto punto, en condiciones de insalubridad, pues las damas censuraban la falta de agua y mal estado de las instalaciones sobre todo en los cuartos utilizados como prostíbulos.
Como las mujeres se estaban concentrando en La Canasta, Los Compadres y La Rueda, a los clientes se les facilitó acudir en su búsqueda. Incluso, en la investigación, ellos hicieron notar que acudir hasta la zona de tolerancia les resultaba más costoso, porque tenían que pagar hasta por entrar.
Ante dichas circunstancias, en la referida junta de Cabildo se tomaron varios acuerdos entre ellos, el eliminar la caseta de cobro, dotar de agua al lugar y rehabilitar los cuartos con recursos compartidos entre las autoridades y los propietarios de los bares de La Garcita.
“La decisión más acertada y votada en Cabildo, fue que nada más una mesera estará laborando en los centros nocturnos del primer cuadro de la ciudad, por lo que todas las mujeres dedicadas al oficio más antiguo, tendrán que irse a La Garcita, de lo contrario, tienen que sujetarse a las sanciones correspondientes tanto ellas como los restauranteros”.