El músico argentino interpretó sus grandes éxitos. (Notimex)
De pronto, parece que Andrés Calamaro es una suma de frases célebres. Dice que la “felicidad es ligera como una pluma”, que “siempre me sentí cómodo en la comodidad”, que “los músicos parecemos idiotas: o atontados por la felicidad o por la derrota” y que “salpiqué con sustancias a la inspiración para que resulte más fértil… y con buenos resultados… aunque demasiados”.
Pero no es cierto. Las respuestas de este cantautor argentino son como un salmón: avanzan poco a poco, línea por línea, palabra por palabra, hasta llegar a su objetivo. Hay que tener la paciencia para leerlo y releerlo. Esta entrevista vía correo electrónico, lo demuestra.
-¿Porqué pasaron tantos años para que se presentara en México? Usted declaró en una ocasión que le causaba satisfacción haber penetrado en lo más profundo de la cultura popular mexicana, por aquel cover que la Sonora Dinamita le hizo a “Mil Horas”.
Tenga en cuenta que pasé cinco temporadas sin cantar, antes de aquella época “reclusa”, era yo un títere de mi propio destino sensible... o quizás estaba esperando una invitación o una oferta que nunca llegaba. Lo cierto es que nunca fui un músico peregrino, de esos que viajan por el mero gusto de viajar para tocar en cualquier parte. Siempre me sentí cómodo en la comodidad misma.
“Asimismo, suponía que no tenía público suficiente en México. En la década anterior, el siglo pasado y tocando junto con Los Rodríguez, nos inclinábamos por tocar en España y terminar la temporada en Argentina. Éramos territoriales. Confieso que no suponía, yo, que existía un verdadero interés por mi rock en México”.
-Contrario al estereotipo del rockero, parece un hombre feliz, ¿cuál es su filosofía del rock?
¡Oh, el rock y sus estereotipos¡ ¡Son tantos! Spinal Tap, el estrellato patético, las fiestas, los abusos, la decadencia y finalmente, el artesano atormentado. Al final, los músicos parecemos idiotas o atontados por la felicidad, o por la derrota… amargos que encuentran un tesoro al final del arco iris, pero siguen de largo.
“Personalmente sufro lo mismo que cualquiera, la vida es, tópicos aparte, una de cal y una de arena; subir una montaña y después otra y otra… La felicidad es ligera, como una pluma.
-¿Calamaro siempre será un ‘salmón’? ¿Contra qué corriente nada ahora?
El salmón tiene tantos obstáculos en el camino que no necesita plantearse contra qué corriente está nadando.
“Creo que a las personas también nos pasa. Siempre hay alguna corriente que necesita remarle a la contra… corrientes de opinión, el estado de la música y sus mecánicas, las tecnologías y su efecto tóxico, las dificultades propias de la vida corriente… También es posible adaptar el entorno (léase corriente) a la dirección propia, a la que elige un buen salmón”.
Andrés Calamaro se dice un hombre libre que jamás soñó con la fama, y que sin embargo ha logrado conocerla gracias a su gran legado musical.
Influencia de decenas de grupos y cantautores en Iberoamérica, entre ellos Los Fabulosos Cadillacs, Julieta Venegas y Fito Páez (quienes por cierto hace un par de años grabaron un disco homenaje en su honor), prefiere autodenominarse “un músico casi callejero, bien educado en las artes”.
-Una de sus canciones (Carnaval de Brasil) habla sobre las musas, ¿cree que las nueve musas son hoy más generosas con usted que años atrás? ¿Bebidas espirituosas como el mate podrían ayudar a que las musas le salpiquen inspiración?
No sé si incluir al mate entre las bebidas espirituosas, es apenas espiritual y buen compañero… el mate.
“Tampoco son más generosas las musas hoy conmigo, al contrario, por momentos siento que me abandonaron, por lo menos alguna de las nueve…
“Estoy más inspirado para seguir cantando, para hacer la performance en vivo y en directo, que para la poesía maldita… Confieso que, alguna vez, salpiqué con algunas sustancias a la inspiración para que resultara más fértil… y con buenos resultados. Aunque demasiados”.
-A lo largo de su carrera ha tenido momentos muy controvertidos, como aquella ocasión en la que expresó, durante un concierto: ‘¡Qué linda noche para fumarse un porrito!’. ¿Qué pensó sobre la censura de la que fue objeto algunos días después?
Nunca fui censurado. No que yo sepa, pero sí que me empaquetaron un asunto legal que no se resolvió hasta 11 años después. Sin hacer de esto un drama, creo que fue un juicio político, sin embargo, hoy en día la despenalización de la tenencia para consumo parece a punto de consumarse en Argentina…. ¡Basta de debate!
-Si pudiera viajar en el tiempo para encontrarse con aquel niño Andrés Calamaro que pedía acordeones de regalo a los 8 años, ¿qué consejo le daría para su vida?
Que hable lo menos posible… que todo llega… y algunos consejos más íntimos.
-Julieta Venegas se declara fiel admiradora de su música e incluso grabó un cover a la canción Sin Documentos, ¿qué le parece dicha versión? ¿Le gusta su música?
Me gustó mucho la lectura de Sin Documentos, simpatiquísima y bailable. También tengo una buena opinión sobre las cosas de Venegas. Estimo que se merece este buenísimo momento profesional que le toca.
Besa escenario del Auditorio Nacional
Con un beso al escenario del Auditorio Nacional, el cual hizo extensivo a todos los mexicanos, el argentino Andrés Calamaro pasó la prueba de fuego ante el público de este país y constató que sigue vigente.
Una velada nostálgica, llena de rock y ovaciones fue lo que dejó a su paso Calamaro, quien por primera vez se presentó en México y tuvo como escenario el Coloso de Reforma, que lució abarrotado.
Bajo el clamor de “¡Andrés, Andrés, Andrés!”, el argentino apareció y de inmediato recibió una ovación de pie.
El Salmón, Los Chicos, Tuyo Siempre, Gin Tanic y A los Ojos fueron los temas con los que abrió el recital y aprovechó para dar las gracias a los presentes.
Con una vestimenta casual y una margarita en la solapa, Calamaro hizo suyo el escenario, olvidando los nervios. Minutos después se quedó en camiseta en cuyo estampado lucía la imagen de Emiliano Zapata.
Carnaval de Brasil, Todavía una Canción y Chicas figuraron en el siguiente bloque musical con el que prosiguió calentando los ánimos de la gente que permaneció de pie la mayor parte del espectáculo.
“Muchas gracias raza, voy a besar este escenario que han pisado grandes artistas. Beso este suelo y con este sencillo acto agradezco”, expresó el cantante, a quien le parecía increíble el gran número de personas que había congregado.
“Gracias, estoy sorprendido por este público que ya lo desearía Mick Jagger”. Tras esto, continuó con su espectáculo en el que tanto él como sus músicos fueron ovacionados, mientras que las pantallas gigantes ilustraban sus temas.
Minibar, La Espuma, Elvis, Soy Tuyo, Mujer Mundial y Los Aviones también formaron parte del repertorio, en el que figuraron algunos tangos de Carlos Gardel, aunque el público le exigía más rock.
Estadio Azteca, Te Quiero Igual, ¿Todo lo Demás?, Crímenes, Me Arde, Alta Suciedad, Flaca, Costumbres Argentinas, Sin Documentos, Canal 69 y Paloma también formaron parte de este repertorio.
Antes de abandonar el escenario rindió un breve homenaje a Alex Lora, por los 40 años de existencia de El Tri, al portar una camiseta con la imagen del músico mexicano.