María Guadalupe Ordaz pasará este 10 de Mayo trabajando en el local que tiene en el Mercado de las Flores, pues en estas fechas aumentan los pedidos de arreglos.
Érika y María son dos mamás con historias diferentes y aunque las dos festejan el Día de las Madres de maneras distintas, ambas han sabido salir adelante para bien de sus familias.
En la cabina operativa de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, trabaja Érika García. A diferencia del resto de los agentes, ella necesita de unas muletas para poder caminar, sin embargo, su discapacidad nunca ha sido un impedimento para cumplir sus sueños: es madre de dos pequeños, atiende su hogar y a su esposo y todavía le queda tiempo para desempeñarse como policía.
Sentada en la cabina, Érika se dedica a contestar el teléfono y a supervisar quién ingresa al edificio de Seguridad Pública. Este 10 de Mayo, espera recibir regalos de su esposo Arturo y sus dos hijos, Érika Cecilia y Bryan.
Y es que esta fecha, comenta, es muy especial porque significa algo con lo que soñó desde niña y que muchos creyeron que no lo conseguiría por su discapacidad: ser esposa y madre. “Incluso para poder trabajar como policía tuve que tocar muchas puertas, pero lo logré y me siento muy contenta por eso”.
Como la mayoría de los agentes, Érika -quien tiene 33 años de edad- estudió la Academia de Policía, “soy discapacitada de nacimiento y aquí (en la DSPM) me dieron la oportunidad de trabajar. Ya tengo cinco años, bueno, estaría cumpliendo 12 porque entré por primera vez en 1996 y me salí porque tuve un problema familiar, por fortuna me aceptaron otra vez en 2003”.
En la Dirección de Seguridad Pública Municipal ha trabajado en diferentes áreas: en la operativa entregando los radios portátiles a sus compañeros, como secretaria, recepcionista y ahora vigila quién entra y sale del estacionamiento de la corporación.
Érika dice que todos los días, no sólo el Día de las Madres, tiene mucho qué celebrar, “todo lo que me he propuesto, lo he logrado a base de mucho esfuerzo. Tengo 12 años de casada y soy muy feliz con mi esposo Arturo”.
Cuando se encuentra trabajando, deja a sus dos hijos al cuidado de su madre. “Mis niños son muy independientes. Me ayudan mucho en las cosas de la casa como el quehacer porque yo no tengo quién me ayude a limpiar; también mi esposo me apoya siempre”.
Sin embargo, reconoce que ha sido difícil para Cecilia, de diez años de edad, aceptar que su madre tiene que usar muletas para caminar. “Hemos ido con psicólogos para que entiendan mi discapacidad; Bryan todavía no me pregunta nada porque apenas tiene tres años, pero la niña sí”.
En ocasiones, comenta Érika, la niña le dice: “no me gusta que se te queden viendo así mamá, me molesta, ¿por qué no puedes caminar bien?” y Érika sólo le responde: “no te fijes en eso. Si te dicen algo, sólo explícales que estoy enferma. También me preguntaba si no me ponía triste estar así, pero la verdad es que no, yo le doy gracias a Dios por estar viva”.
Por eso, este 10 de Mayo, Érika exhorta a todas las mujeres, que además de ser madres deben trabajar para ayudar con los gastos de la casa, a no dejarse vencer, “tenemos que echarle ganas para sacar adelante a nuestras familias, además creo que gracias a las dificultades que enfrentamos en la vida, nosotras podemos crecer”.
PRIMERO AL TRABAJO
Desde hace 25 años que María Guadalupe Ordaz es madre, sin embargo, asegura que nunca ha festejado el 10 de Mayo porque es una fecha de mucho trabajo en el Mercado de las Flores, en donde le ayuda en el negocio a su esposo Fernando.
Festejos como el Día de las Madres, Navidad, Año Nuevo, entre otros, no son para María Guadalupe, “siempre me la paso trabajando, son fechas de mucho qué hacer en nuestro local de flores. Nunca celebramos nada y tampoco me dan regalos”.
Comenta que sus hijos no la festejan en un día como el 10 de Mayo porque están acostumbrados a trabajar en esta fecha, “en ocasiones sí me daba tristeza pero ya no. Desde que me casé, hace 26 años, las cosas siempre han sido así”.
El trabajo del local de flores, dice, es muy pesado, pues abre a las siete de la mañana y en ocasiones cierra hasta la madrugada “y a esa hora todavía llego a poner la lavadora y a recoger, porque mis hijos me ayudan en el negocio, pero en la casa no. Una señora va dos días a la semana a limpiar pero no es suficiente”.
Toda la semana, excepto la tarde del domingo, María Guadalupe pasa horas trabajando en la florería, “así que soy una ama de casa a medias. La verdad es que es muy cansado, por ejemplo, el más pequeño de mis hijos nació en un mes de octubre y para noviembre estaba ya otra vez en el negocio porque otra fecha en la que vendemos bastante es el Día de Muertos”.
A veces, reconoce, quisiera “tirar la toalla”, pero luego piensa en su familia y sabe que debe trabajar para sacar adelante a sus hijos: Vanesa, Ángeles, Fernando y Óscar. “A nadie le gusta vivir estresado, pero la necesidad nos hace levantarnos todos los días a las seis de la mañana aunque no queramos”.
Dice que todo el nueve de mayo, la familia trabaja hasta la madrugada para atender los pedidos del Día de las Madres, “ni siquiera duermo, así que menos hay tiempo para celebrar. Tenemos que echarle ganas porque la flor es un producto perecedero y se nos echa a perder, así que hay que sacarla lo más pronto posible”.
El año pasado murió la madre de María Guadalupe. Llora cuando comenta que le hubiera gustado tener más tiempo para estar con ella y decirle cuánto la quería. “por eso a veces creo que trabajar tanto no vale la pena, pero luego pienso en mis hijos y me dan ánimos”.
‘A ECHARLE GANAS’
“Tenemos que echarle ganas para sacar adelante a nuestras familias, además creo que gracias a las dificultades que enfrentamos en la vida, nosotras podemos crecer”.
ERIKA GARCÍA MIRANDA,
MADRE DE FAMILIA
‘VA POR MIS HIJOS’
“A veces creo que trabajar tanto no vale la pena, pero luego pienso en mis hijos y me da ánimos”.
MARÍA GUADALUPE ORDAZ,
MADRE DE FAMILIA
