El número de cristianos que visita Tierra Santa registró un fuerte incremento en 2008, y esta Navidad se espera que siga la tendencia con la llegada de 60 mil peregrinos para asistir a las tradicionales misas en Belén y Nazaret.
El número de cristianos que visita Tierra Santa registró un fuerte incremento en 2008, y esta Navidad se espera que siga la tendencia con la llegada de 60 mil peregrinos para asistir a las tradicionales misas en Belén y Nazaret.
Después de un período de sequía entre 2001 y 2004, en el que el peregrinaje cristiano se redujo a unos poco miles por la llamada Intifada de Al-Aksa, israelíes y palestinos parecen haberse ganado por fin la confianza del turista extranjero.
"Hemos pasado de un millón de peregrinos (en 2007) a más dos millones este año", afirmó Rafael Ben Hur, director general del Ministerio de Turismo de Israel.
En una rueda de prensa con motivo de la Navidad, Ben Hur destacó que "creemos que la cooperación y la paz es lo mejor para todos" y así lo demuestran las estadísticas desde que Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) comenzaron hace tres años a comercializar paquetes conjuntos con la ayuda de la Iglesia Católica.
Desde entonces este peregrinaje crece de forma sostenida hasta representar el 66 por ciento del total de tres millones de turistas que entran en la zona, en comparación con un 46 por ciento en 2006.
Tierra Santa ofrece una vasta oferta espiritual, desde la Basílica de la Anunciación, en la israelí Nazaret, hasta la Basílica de la Natividad, en la palestina Belén, pasando por el Santo Sepulcro en Jerusalén y otros lugares no menos atractivos y que narran básicamente la vida de la Sagrada Familia.
Citando a la ministra israelí de Turismo, Ruhama Abraham, Ben Hur sostuvo que "este es el momento para venir a Tierra Santa", y recordó la apertura, por primera vez en más de tres décadas, del lugar donde San Juan instauró el bautismo, a orillas del río Jordán.
"Entendemos que en la Navidad no debe haber fronteras", dijo Ben Hur al garantizar que permanecerán abiertas las vías que conducen de un lugar a otro.
Belén, y con ella toda Cisjordania, están separadas del territorio israelí por un muro de verjas y hormigón que Israel construyó a partir de 2003 para impedir la entrada de terroristas suicidas pero que ha tenido un severo impacto en las condiciones de vida de los palestinos y en el turismo que accedía a la ANP.
El paso fronterizo por donde se cruza el muro de Jerusalén a Belén está bajo estricta vigilancia israelí, pero Ben Hur prometió libre acceso durante el mes de fiestas que se inicia con la Navidad católica, en la noche del día 24, y que concluye con la Navidad ortodoxa.
Del otro lado, los preparativos para recibir a los miles de peregrinos están en su máximo apogeo, con índices de ocupación hotelera de casi el cien por cien para ese período.
Y el año que viene se espera que esta estadística se dispare gracias al peregrinaje a Tierra Santa del Papa Benedicto XVI en mayo, siguiendo los pasos de su predecesor, Juan Pablo II, hace ocho años.