La Arquidiócesis de México advirtió que el dinero que el narcotráfico obtiene es sucio, por lo que de ningún modo puede purificarse con actos piadosos.
En un comunicado la arquidiócesis que encabeza el cardenal Norberto Rivera Carrera -quien se encuentra en Roma- subrayó su postura en torno al narcotráfico, al que califica como un pecado grave.
No obstante, apuntó que el narcotraficante puede obtener la salvación al arrepentirse de sus pecados y ser perdonado por la Iglesia.
Por su parte, el arzobispo de León, Guanajuato, y el obispo de Saltillo, Coahuila, advirtieron que en las obras públicas que los narcos concretan en comunidades pobres no hay bondad sino intentos de comprar voluntades y complicidades.
“Lo hacen con el fin de comprar voluntades para que se conviertan, de alguna manera, en cómplices de sus actividades ilícitas”, dijo ayer José Guadalupe Martín Rábago, arzobispo de León.
Aseguró que en su Arquidiócesis las redes del narcotráfico no financian parroquias, pero admitió, como lo hizo el viernes Carlos Aguiar Retes -presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano-, que sí lo hacen en comunidades. Aunque, a diferencia de Aguiar Retes, Martín Rábago insistió en que no hay generosidad alguna.
También Raúl Vera, obispo de Saltillo, advirtió que no por hacer obras que benefician a la ciudadanía o a la Iglesia, los narcotraficantes se purifican.
"(El narcotráfico) tiene la finalidad de hacer llegar al consumidor una sustancia que lo va a destruir con todo, y el camino complicado que esto implica es corrupción, ajustes de cuentas, asesinatos, y luego al final es la destrucción de la persona y de todo lo que a su alrededor existe", señaló.
"Entonces no es posible pensar que por el hecho de que (los narcotraficantes) hagan una carretera o hagan una capilla, con toda esa serie de acciones criminales cometidas anteriormente, ya se limpiaron", agregó Vera.