Mientras se llega la hora de ingresar a clases, los alumnos de las escuelas La República y Bruno Martínez pueden entrar y salir libremente de su plantel, sin la supervisión de un adulto.
Mientras se da el toque de entrada los menores de edad de las escuelas Bruno Martínez y La República pueden entrar y salir del plantel sin que docentes se los impidan.
Cada día, a la hora de entrada a clases, la puerta principal de las escuelas primarias La República y Bruno Martínez –que están concentradas en un mismo edificio- permanecen sin supervisión alguna. Niños arriban con mochilas en hombros y tras dejar sus útiles pueden volver a salir a la calle sin que algún adulto se los impida.
Hasta esta redacción llegó la queja de una madre de familia, quien indicó que esta situación implica un peligro para los menores de edad, versión con la que coinciden otras señoras que van a dejar a sus hijos a estos planteles que se encuentran en Pino Suárez, entre Norman Fuentes y Apartado.
El Siglo de Durango pudo constatar que los niños carecen de supervisión mientras llega el momento de ingresar a sus salones. Algunos de los pequeños permanecen en la vía pública, otros tantos entran y salen para comprar algunos antojitos en las tiendas aledañas.
Preocupación.-Madres de familia entrevistadas por esta casa editora señalaron que el hecho de que los niños carezcan de toda vigilancia en la entrada principal es un peligro latente. Muchos de ellos están en la escuela desde las 8:00 de la mañana y pasan media hora ya sea jugando, en la calle viendo los carros o esperando a sus amigos.
Una señora que prefirió el anonimato, platica que los niños suelen irse al jardín de San Antonio, en donde hay personas alcoholizadas y ya en una ocasión se tuvo el incidente de que un hombre abofeteó a uno de los infantes. Existe otro antecedente que preocupa y es el hecho de que hace unas semanas una niña con síndrome de down se salió del plantel y su localización tomó varias horas.
Aunque se trató de entrevistar al Director de la Primaria La República, aún no llegaba a su oficina, no obstante que ya pasaban de las 8:30 de la mañana.
Citlalli Zoé Sánchez |
El Siglo de Durango
