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¡No los hagan enojar!

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Hace apenas unas semanas, parecía haber lugar para el optimismo y la esperanza. En una acción sumamente difundida, Corea del Norte dinamitó una de las torres de enfriamiento de su reactor nuclear en Yongbyon. Como esa instalación es fundamental para que opere el aparato, de tan explosiva forma se daba por terminado el programa nuclear norcoreano.

Programa que tuvo en ascuas a varios países durante años y años. De ahí que la destrucción de la torre suscitara no pocos suspiros de alivio.

Pero esperen: estamos hablando de Corea del Norte, el país más impredecible del mundo, y al que menos le importa la opinión pública mundial. Lo mismo que la interna, que de cualquier forma es inexistente. De ese país se puede esperar cualquier cosa. No den nada por sentado.

Digo, no por nada el régimen de Kim Jong Il se lanzó a la aventura de intentar construir armas nucleares, aunque cientos de miles, quizá de millones de norcoreanos hayan muerto de hambre en los últimos tres lustros. No por nada ese país tiene el quinto Ejército más numeroso del planeta, aunque su PIB per cápita es diez veces menor que el de México. Y no por nada sus vecinos hacen todo lo posible por apaciguarlo.

En el arreglo que condujo a la demolición de la famosa torre de enfriamiento, Norcorea se comprometía a cesar las operaciones encaminadas a dotarse de armas nucleares. Y a cambio, los cinco países interesados en apaciguarla le harían llegar combustible, comida y uno que otro DVD de reciente aparición. Ah, y Estados Unidos retiraría a Corea del Norte de la infame y notoria lista de estados que apoyan el terrorismo.

El caso es que, para tomar el borrador, el Gobierno de Bush ha puesto una condición: el poder realizar inspecciones a las instalaciones norcoreanas sin previo aviso, sin decir agua va. De esa manera podrían estar seguros que la dictadura norcoreana no tiene ningún as bajo la manga.

La condición enfureció a los norcoreanos, que respondieron que ellos no eran iraquíes y no iban a permitir que inspectores extranjeros anduvieran por ahí como Pedro por su casa. Y que si Estados Unidos no cumplía con su parte del trato, entonces Norcorea podía proceder a reiniciar su programa nuclear… y volver a comenzar con la pesadilla.

Algunos expertos dudan que esa amenaza pueda concretarse a corto plazo. Pero sabiendo lo irracional que puede llegar a ser la dirigencia norcoreana, no se puede echar a saco roto. Y las tensiones en esa zona pueden incrementarse con una rapidez y a un nivel de veras impresionantes.

Total, que una crisis que parecía ya resuelta, se vuelve a calentar. La verdad, era demasiado bello para ser cierto.

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