Con la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos Beijing 2008, en un pletórico 'Nido de Pájaro', los chinos tiraron su primer golpe en su afán de conquistar y enamorar los corazones del mundo entero. (EFE)
China por fin hizo ayer realidad su sueño de organizar por primera vez unos Juegos Olímpicos y para celebrarlo apeló a su tradición pirotécnica para dar la bienvenida al mundo con una explosión de espectaculares fuegos artificiales.
El secreto del último portador de la llama olímpica se desveló en la persona del veterano gimnasta Li Ning, triple oro en Los Ángeles 1984, que cual trapecista recorrió suspendido en el aire toda la cornisa del estadio del Nido del Pájaro para encender el pebetero rojo, que simboliza un rollo de pergamino.
Hu Jintao, el presidente de China, había declarado minutos antes inaugurados los Juegos de la XIX Olimpiada en un palco repleto de jefes de estado, entre ellos el de Estados Unidos, George Bush, y el de Francia, Nicolas Sarkozy.
Los organizadores consiguieron su propósitos de despolitizar los Juegos y se dieron un baño de multitudes ante casi cien mil entregados compatriotas.
Las referencias a los principales elementos de la historia y la cultura china se sucedieron con la ópera de Beijing escenificada con marionetas o la ruta de la seda que abrió el comercio con occidente hace dos mil años.
La cometa, otro de los símbolos de China, no podía faltar, en este caso guiada en el aire por una niña de cinco años mientras cientos de figuras humanas iluminadas formaban la silueta del estadio del “Nido de Pájaro” ante el asombro de los 91.000 espectadores que lo poblaban.
Uno de los momentos estelares de la noche fue la presentación de la canción de los Juegos, Tú y Yo, interpretada por el ídolo local Liu Huan y la británica Sarah Brightman, que interpretaron el romántico tema montados sobre un monumental globo terráqueo para expresar el deseo de unión de los pueblos y en consonancia con el lema de los Juegos “Un sueño, un mundo”.
La melodía dejó paso a la parte más alegre de la ceremonia, el desfile de los verdaderos protagonistas, los atletas de los 204 países participantes, uno menos de los previstos porque ayer mismo el COI decidió excluir a Brunei por no haber inscrito a ningún atleta.
Grecia, la cuna del olimpismo, fue el primer país en desfilar como manda la tradición, pero esta norma se alteró porque el orden de entrada en el estadio olímpico se hizo de acuerdo con el alfabeto mandarín. Lo que tampoco varió fue que el país anfitrión, China, cerrara el desfile con el consiguiente delirio de los miles de espectadores que obsequiaron con un ensordecedor aplauso a sus compatriotas y al estandarte, el jugador de la NBA Yao Ming, que hacía de abanderado por segundos Juegos consecutivos.
Taipei y Hong Kong fueron ovacionados con cariño.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, el belga Jacques Rogge describió a Beijing como “un anfitrión del presente y una puerta hacia el futuro” y añadió “han elegido el lema de ‘Un mundo, un sueño’, y eso es lo que somos hoy”.
Por último dijo a los atletas: “Recuerden que son un modelo para la juventud del mundo. Rechacen el dopaje y la trampa. Que estemos orgullosos de vuestros logros y de vuestra conducta” y pidió. “Compitan con el espíritu de los valores olímpicos: superación, amistad y respeto”.