ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
(TERCERA PARTE)
Así como se mencionó la semana pasada tres ejemplos de trastornos psiquiátricos que se pueden detectar tempranamente en los niños y niñas en las aulas, como son el trastorno por déficit de atención, el trastorno de ansiedad por separación o el trastorno depresivo, igualmente se pueden encontrar síntomas de otro tipo de trastornos también importantes. Entre ellos podemos encontrar diferentes tipos de fobias, ya sea a los animales, insectos, al agua, a los espacios cerrados, a las alturas o inclusive a la misma escuela como sucede en el caso de la fobia escolar, confundida fácilmente con el trastorno de ansiedad por separación. La escuela obviamente, es el territorio ideal para detectar los trastornos del aprendizaje, sea que tengan que ver con la lectura, la escritura, los números, la comunicación o el lenguaje. Este último por ejemplo llega a pasar desapercibido en los hogares en un buen número de ocasiones, debido a la falta de atención o de información en la familia, o porque los padres lo permiten como si se tratara de algo “normal” y pasajero, o hasta gracioso, en aquellos casos en que los niños sólo se comunican a señas, hablan entrecortado y tartamudean, o tienen dificultad para pronunciar ciertas letras o sílabas, que a veces hasta llegan a invertir. Sin embargo, una vez que entran a la escuela, este tipo de defectos son notorios para los maestros y se detectan fácilmente, inclusive son señalados por otros niños que sí han desarrollado un lenguaje más adecuado, y que se ríen o ridiculizan a quien no lo ha logrado todavía.
Los “gorditos” siempre han sido motivo de bromas y señalamientos en las escuelas desde muchos años atrás, sin embargo, en la actualidad, los problemas de alimentación, entre los que se cuenta la anorexia nerviosa, la bulimia y la obesidad, también se han incrementado en forma importante. Se trata de trastornos que son igualmente visibles y detectables en las aulas, una vez que los maestros logran desarrollar una mejor relación con sus alumnos y alcanzan a familiarizarse con ellos. Aunque los primeros dos trastornos no son tan frecuentes todavía en las primarias, sino más bien en las aulas de las instituciones de educación media, el tercero que es la obesidad si lo es, y en forma cada vez más frecuentes en los niños y niñas mexicanos, debido al descuido y a la pobre reglamentación en el tipo de alimentos que consumen, estimulados principalmente por una mercadotecnia tendenciosa en los medios de comunicación, especialmente la televisión. Este tipo de trastornos también determinan que las niñas y los niños que los padecen tiendan a desarrollar una autoimagen negativa, y una pobre autoestima, ya que también suelen ser el foco de las burlas, ridiculización y acoso de sus compañeros.
La agresividad infantil en nuestros tiempos, puede ser tomada de muy diferentes formas, mientras en ciertos ambientes existe mayor tolerancia y paciencia hacia ésta, hay otro tipo de instituciones educativas en las que no es permitida, y a la primera señal de la misma, o cuando tiende a repetirse en varias ocasiones, se buscan medidas disciplinarias de control, o se les reporta a los padres para que éstos tomen cartas en el asunto. Estas primeras señales de agresividad en los niños, aunque también se llegan a presentar en las niñas, pueden ser los primeros síntomas del llamado trastorno de conducta disocial, que es el equivalente a un trastorno de tipo delictivo temprano, que más tarde durante la adolescencia puede convertirse en un trastorno delincuente por completo, en el llamado trastorno de personalidad antisocial. Desde temprana edad, este tipo de niños tienden a tomar objetos de los demás niños, de los maestros o inclusive de los que son propiedad de la escuela para llevárselos a su casa. Pero además, a pesar de su corta edad, también pueden ser agresivos e inclusive violentos contra los demás niños o niñas, a quienes golpean o lastiman, al igual que puede suceder con los adultos. Asimismo, tienden a lastimar o molestar a los animales, con ciertas características de crueldad. Suelen rebelarse contra la autoridad y romper las reglas abiertamente, en conductas que suelen intensificarse en espiral cuando no se les aplican los controles adecuados desde el inicio, debido a la permisividad o a la falta de educación y disciplina en los hogares, en los que inclusive se les puede festejar tales conductas. En ocasiones, también llega a permitirse en las aulas en ciertos casos especiales de favoritismo o proteccionismo hacia individuos con mejor condición económica, pero generalmente sucede lo contrario, ya que se busca disciplinar y ayudar al niño y a la familia a desarrollar los límites y controles que son necesarios, pensando en su futuro (Continuará).