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Nuestra Salud Mental / EL ROL DE LOS MÉDICOS Y LOS MAESTROS EN LA SALUD MENTAL

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)

CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(QUINTA PARTE)

De acuerdo entonces, a lo que se ha mencionado en las últimas semanas, podemos reconocer sin lugar a dudas, la importancia y el rol básico que juegan los maestros y las maestras para la detección temprana de diferentes tipos de conflictos serios y de trastornos psiquiátricos, como algunos de los que se han mencionado, tanto a nivel de las escuelas primarias, como de las secundarias y las preparatorias. En la actualidad inclusive, en muchos países del primer mundo existe la tendencia de buscar las señales todavía más tempranas de dichos padecimientos, aún en el caso de los preescolares. Para ello, se han desarrollado proyectos de investigación epidemiológica multicéntricos, los cuales investigan semejantes objetivos con el esfuerzo y la colaboración paralela de varios centros médicos universitarios de salud mental de todo el país, como es el caso de EUA. Gracias a tales estudios, se ha podido descubrir recientemente el hecho de que muchos de estos trastornos que se inician tan temprano, tienen serias repercusiones a largo plazo, puesto que trastornos como pueden ser los depresivos o los de ansiedad y otros, reaparecen en etapas más tardías de la vida, ya sea durante los años posteriores de la infancia, durante la adolescencia o mismo en la etapa adulta. Mientras que otro tipo de trastornos como son el trastorno por déficit de atención o el disocial, se prolongan a lo largo del desarrollo, con síntomas que pueden variar en muchas direcciones como sucede en el caso del primero, o síntomas que empeoran y se intensifican como sucede en los trastornos disociales.

Es por ello, que al igual que con tantas otras enfermedades que tienen un desarrollo prolongado, sean físicas o mentales, la detección adecuada de las mismas en etapas tan tempranas de la vida, va a facilitar definitivamente el que se puedan valorar en forma específica para su diagnóstico desde ese momento, para posteriormente tomar las medidas terapéuticas adecuadas y pertinentes, lo que idealmente facilitará las cosas para el paciente y su familia. Este tipo de acciones llevadas a cabo en el momento mismo de tal detección, va a beneficiar obviamente al paciente y a su familia, al ahorrarle una serie de problemas y consecuencias importantes a lo largo de su vida; consecuencias que van a influir especialmente en sí mismo en lo referente a su desarrollo emocional, así como en los niveles de su funcionamiento escolar, laboral, social y en otras muchas diferentes áreas de su existencia. Sin embargo, hay que pensar asimismo, en las repercusiones a largo plazo que un trastorno de ese tipo llega a tener sobre el desarrollo emocional y el funcionamiento mismo de las familias, así como sobre sus condiciones sociales y económicas. Y en última instancia, pero no menos importante, tenemos que considerar igualmente, las repercusiones sociales y económicas que tienen sobre la sociedad y las comunidades en general, y sobre la prestación de los servicios médicos y psicológicos adecuados, ya sea en el nivel institucional público o en el privado.

No cabe duda entonces, que si tomamos en cuenta todos estos factores, ello viene a cambiar definitivamente la perspectiva que podamos tener de las escuelas, de los maestros y de las instituciones educativas en general, cuando reconocemos y podemos confirmar ese papel fundamental que juegan en el campo de la salud mental. Es por ello que automáticamente nos tenemos que plantear una serie de interrogantes relacionadas precisamente con dichas funciones. ¿Existe la suficiente y adecuada capacitación de maestros y maestras a nivel general, lo mismo en las instituciones públicas que en las privadas, en lo referente al campo de la salud mental, no sólo en cuanto al desarrollo psicológico de los individuos, sino también en el reconocimiento de determinadas desviaciones, que en un momento dado se convierten en trastornos psiquiátricos, la forma de detectarlos, valorarlos, canalizarlos y tomar las medidas terapéuticas adecuadas, incluyendo el uso de medicamentos cuando éstos sean necesarios? ¿Cuenta nuestro sistema educativo actual, así como su personal, con la suficiente información, apertura, comprensión, flexibilidad y tolerancia para enfrentar a estos chicos y chicas que presentan determinados trastornos y para tomar las medidas necesarias? ¿Promueve dicho sistema, el empleo del número adecuado y necesario de psicólogos o psicólogas que puedan funcionar profesionalmente para asesorar y apoyar a las autoridades escolares y a los maestros y maestras en la detección, el manejo o la canalización adecuada de los chicos y chicas con tales trastornos? Quizás podríamos resumir estas preguntas en una sola básica que sería; ¿Existe ya una cultura adecuada y específica sobre la salud mental, dentro de nuestro sistema educativo nacional, una pregunta que incluso debería extenderse hacia todos nosotros como mexicanos, si es que como sociedad, poseemos nosotros mismo ya dicha cultura? (Continuará)

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