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Nuestra Salud Mental / EL ROL DE LOS MÉDICOS Y LOS MAESTROS EN LA SALUD MENTAL

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)

CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(NOVENA PARTE)

La transición de la etapa de la adolescencia a la del adulto joven, es definitivamente en nuestros días una transición bastante compleja, acompañada de numerosas experiencias y estímulos que suelen resultar estresantes en mayor o menor grado, de acuerdo a los rasgos de personalidad de cada sujeto, así como de las características del ambiente familiar y social en el que se desenvuelven. Generalmente, este paso acontece en aquellos momentos cuando los jóvenes están a punto de abandonar las escuelas preparatorias o las técnicas, y se preparan para entrar a la universidad para iniciar alguna carrera profesional, o simplemente para practicar cualquiera de los oficios o tipos de especialidades artesanales que hayan aprendido durante ese período de su educación media. Sea como fuere, la realidad es que cada sujeto se ve confrontado con los planes que haya trazado para su futuro, en los que están involucrados sus sueños, fantasías, buenos deseos y objetivos, que desgraciadamente no siempre coinciden con las condiciones actuales del mundo que les toca vivir ahora. Precisamente, es ese contraste entre lo que se sueña y se desea, y lo que está disponible en el ambiente, que se convierte en un factor estresante de mayor o menor intensidad para cada uno. De acuerdo a tales circunstancias, el estrés se verá reflejado en estos estudiantes bajo cierto tipo de síntomas característicos, que esconden una variedad de situaciones emocionales de diferentes niveles de menor a mayor nivel de gravedad.

Es así, como en estas instituciones educativas se pueden detectar en ellos, diferentes tipos de reacciones y síntomas hacia el final del último semestre de la preparatoria, época en que se enfrentan o ya se enfrentaron a la decisión de seguir alguna carrera profesional, no siempre definidos por completo, de intentar inscribirse en tal o cual escuela y por ende, presentar naturalmente algún tipo o tipos diversos de exámenes de admisión, como requisitos inexorables para ello. Paralelamente, están luchando por terminar con los últimos exámenes de sus propios estudios de preparatoria, a la vez que se preparan para llevar a cabo todo ese cortejo de trámites burocráticos al final de los cursos para la obtención de certificados, aunados a los preparativos e innumerables gastos de toda clase de ceremonias y fiestas de graduación. Precisamente, es cuando los últimos meses al final de cursos de las escuelas preparatorias, se convierten en una intensa experiencia de estrés no sólo para los estudiantes, sino también para sus familias, de manera que no es casual ni raro que sea en estos períodos cuando se puedan detectar las diversas categorías de reacciones emocionales a la que me refería antes. De acuerdo a los rasgos de personalidad de cada uno, a sus capacidades y a su fuerza emocional, algunos podrán sobrevivir este período de transición y moverse con mayor suavidad a la siguiente etapa, sin muchos contratiempos, gracias también a los tipos de apoyo emocional con los que cuenten, ya sea de sus respectivas familias, amistades, o del ambiente social en general. Sin embargo, hay otros que llegan a presentar algunos síntomas que denotan reacciones más o menos intensas de ansiedad o depresivas difíciles de controlar, pero que pueden ser temporales y que posteriormente les permiten llegar con éxito a la otra orilla, aunque generalmente requieren de cierta ayuda y orientación de tipo emocional, especialmente cuando no cuentan con muchos recursos de ese tipo dentro de sus respectivos ambientes.

Sin embargo, también tenemos aquellos otros sujetos más frágiles, que no cuentan con tales recursos, ya sea del tipo personal en ellos mismos, ni en su familia o dentro del ambiente en el que se mueven, y que por lo mismo pueden reaccionar a la intensidad de tales experiencias estresantes en una forma mucho más tumultuosa. Ahí, en esos casos se pueden detectar abiertamente una variedad de trastornos importantes, ya sea del tipo depresivo o de ansiedad en sus diversas manifestaciones, pero también una mayor tendencia al abuso del alcohol, la nicotina y otros tipos de drogas, asociados a diferentes estilos de conducta que salen de los patrones normales, en los que inclusive se pueden presentar los trastornos de la alimentación, debido a la presencia en estos sujetos de mayores conflictos internos como parte de su personalidad, o igualmente del ambiente familiar, escolar o social en el que se desenvuelven. Inclusive, la presión y exigencias importantes de este período de transición, pueden funcionar asimismo como detonadores de trastornos de mayor gravedad, del tipo de los trastornos psicóticos y más específicamente de la esquizofrenia.

Por lo mismo, me parece muy necesaria la presencia de cierto número de psicólogos en las escuelas de educación preparatoria, o en las universidades, alertas a detectar este tipo de reacciones emocionales, de modo que puedan ayudar, orientar y canalizar adecuadamente a estos sujetos y a sus familias en la dirección profesional específica. Es en esas circunstancias, y con ese criterio, cuando se piensa en la importancia de los departamentos de salud mental en dichas instituciones (Continuará).

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