ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
(DÉCIMA PARTE)
Es importante recalcar el hecho de que en todos los períodos de transición en nuestras vidas, estamos expuestos a mayores presiones y riesgos desde el punto de vista psicológico, lo que obviamente implica además secuelas en otras áreas de la vida, como son la biológica y la social. Por lo mismo, ese tan importante período de transición entre la salida de la adolescencia y la entrada a la etapa de adulto joven, puede caracterizarse además de los posibles síntomas y reacciones que se mencionaron la semana pasada, por tres fenómenos principales, que suelen ser más comunes de lo que se piensa, además de que su presencia resalta definitivamente, tanto en las escuelas preparatorias, como en las universidades. El primero de estos fenómenos, tiene que ver con un tema fundamental, pero que desgraciadamente en nuestros días, todavía no ha sido enfocado de una forma certera y definitiva como se requiere, que es el de la orientación vocacional. Aún a la fecha, en un buen número de instituciones públicas o privadas, se maneja como un tema o una materia de segunda o de última categoría en el mejor de los casos, cuando se llega a tomar en cuenta, arrinconada en el último semestre o los últimos meses de la escuela preparatoria, e inclusive concebida simplemente, como un requisito burocrático de los programas de estudios a ese nivel. Un tema tan básico en la vida de los estudiantes, que les ayuda a definir en cierta forma el futuro de sus vidas, de su identidad, de su trabajo y de su satisfacción personal, se convierte en muchos casos en un minúsculo relleno o en “una materia barco”, que en tantas de las ocasiones es encomendada a personas que carecen de la debida capacitación. El resultado a corto, mediano o largo plazo se puede relacionar entonces con un exceso de presión emocional para los jóvenes en esta etapa, obligados a decidir algo para lo cual aún no están preparados, lo que naturalmente les provoca una fuerte dosis de ansiedad manejada en diferentes estilos. Por un lado, los lleva a un estado de indecisión paralizante que les impide decidir por completo; por otro lado, tienden a tomarla abrupta e impulsivamente en cualquier dirección hacia la primera puerta que se encuentre disponible, independientemente de la escuela que se trate. En muchos casos inclusive, suelen utilizarse diversos mecanismos de escape que les ayude a evitar la decisión y a prolongarla interminablemente. Las consecuencias de este gran dilema se llegan a presentar en los años subsecuentes de su educación universitaria, reflejados en un alto nivel de deserción tanto de muchachos como de muchachas, que desorientados e insatisfechos abandonan las aulas tarde o temprano. Algunos de ellos, más optimistas y dinámicos, y quizás con mayor madurez y experiencia, buscan nuevas oportunidades y alternativas; otros por el contrario, en situaciones de mayor pasividad y desaliento, dejan de explorar e intentar, para adentrarse y perderse en diferentes tipos de caminos, no siempre positivos o benéficos.
El segundo fenómeno que se observa también en esta etapa de transición, tiene que ver con los cambios neurológicos y hormonales que se llevan a cabo en los jóvenes durante este período. Por un lado, se presenta un incremento en la producción hormonal que provoca una serie de cambios específicos, y entre ellos, una mayor tendencia a la excitación sexual y por ende, también una mayor erotización de las relaciones interpersonales. Sin embargo, por el otro lado, los cambios que ocurren a nivel cerebral en esta etapa, todavía no le están dotando de los mecanismos necesarios para ser capaces de razonar y marcar los límites adecuados respecto a la impulsividad de sus conductas sexuales. Hay que tomar en cuenta, que tales cambios son individuales y de niveles variados para cada sujeto. Al hablar de estos fenómenos fisiológicos, debemos añadir aquí otro tema de vital importancia relacionado con la educación y orientación adecuada, que es el de la educación sexual, un tema tan socorrido en cuanto a la publicidad y las sólitas controversias, pero que desgraciadamente tampoco parece estar funcionando del todo entre los adolescentes y los adultos jóvenes, debido tal vez a que tampoco se le está prestando la debida atención y seguimiento en las aulas de las escuelas preparatorias y universitarias, ni tampoco en los hogares. La combinación de estos factores mencionados se convierte entonces en una bomba de tiempo, lista para explotar en cualquier momento, como se refleja en la alta incidencia de embarazos prematuros que se dan entre los jóvenes en esta etapa de la vida, y las costosas consecuencias que suelen derivarse de ello en todas direcciones (Continuará).