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Nuestra Salud Mental / TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACRTIVIDAD (TDAH)

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC).

CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(TRIGÉSIMA SEGUNDA PARTE)

Los tres capítulos anteriores, del padecimiento actual, de la historia personal y de la historia familiar de cada uno de nuestros pacientes, se han podido integrar gracias al tipo de relación y comunicación establecidos entre el terapeuta y su paciente. Ello le permitirá naturalmente obtener la mayor cantidad de información posible, con el máximo de detalles para lograr una mejor imagen de esa persona en el momento actual, y también como producto de las experiencias y del desenvolvimiento que ha tenido a través de su vida, así como de la influencia que su familia haya ejercido. Obviamente, toda esta información difícilmente podrá ser colectada en una sola entrevista con el paciente, ya que para ello se requieren generalmente varias sesiones, dependiendo del estilo y del ritmo que cada persona tiene para expresarse y entablar este tipo de conversación con su terapeuta, así como del tipo de relación que se desarrolle entre ambos, ya sea que se trate del caso de un solo individuo, o entre la familia y el terapeuta en la evaluación de niños y adolescentes. Hay que tomar en cuenta que en este último caso, las evaluaciones clínicas son mucho más complejas y prolongadas, puesto que se tienen que dividir en sesiones individuales con el niño o el adolescente, de aquéllas en las que se entrevistan a los padres solos, o inclusive de sesiones con la familia entera.

Independientemente de que se trate de un paciente adulto que se atienda en forma individual o de un niño o un adolescente con su familia, el terapeuta tiene además otra misión importante que llevar a cabo además de recabar la información que ya se ha mencionado en las columnas anteriores. Dicha misión consiste en aprovechar todas esas entrevistas durante el tiempo que duren, para obtener a lo largo de ellas un retrato de su paciente lo más detallado posible, gracias a su sensibilidad y a la capacidad que posea y en la que haya sido entrenado para mantenerse alerta, y concentrarse al máximo en el acto de escuchar y observar cuidadosamente todo el contenido de tales sesiones. Sin embargo, la importancia de ello no radica exclusivamente en la información verbal que recibe sesión tras sesión, sino que además es fundamental otro tipo de información, también básica, que es la información no verbal. Gracias a ello, puede ir explorando y reconociendo en el paciente sus rasgos principales en todos sentidos, ya sean físicos en cuanto a su complexión, constitución y apariencia general, como psicológicos en las diferentes áreas de su funcionamiento como pueden ser en cuanto a lo perceptual, lo intelectual, lo relacionado con su sensibilidad y su capacidad de expresar emociones, así como en lo que respecta a sus actitudes y conductas, o su capacidad para vincularse. Ese retrato que describo aquí en forma general, es lo que nosotros consideramos como “un examen mental”, en contraste con lo que sería un examen físico que se lleva a cabo en el área médica para complementar una historia clínica lo mismo en Medicina General, que en cualquiera de sus especialidades.

En nuestra área, el examen mental viene a ser asimismo un complemento para nuestra evaluación clínica. Toda la información recabada en los varios capítulos mencionados, se tiene que integrar a su vez con este retrato del paciente elaborado desde nuestra perspectiva como terapeutas, como una forma de tratar de completar la imagen de él o ella como persona, no sólo a través de la historia que le conocemos porque le hemos escuchado, sino también a través del conocimiento, la comunicación y la relación directa que hemos establecido con ese ser humano que está sentado frente a nosotros. Es así como podemos percatarnos y observar una variedad de aspectos sumamente importantes que forman parte de su personalidad, como pueden ser sus diferentes actitudes y reacciones durante cada entrevista de acuerdo a los temas que se toquen, la forma en que utiliza sus cinco sentidos, así como su capacidad para concentrarse y atender la conversación. Al mismo tiempo atendemos su capacidad intelectual, su memoria, la forma en que se expresa verbalmente, lo cual viene a reflejar el orden, la estructura, el contenido y el estilo de su pensamiento, así como la calidad y variedad de su vocabulario y el estilo de su lenguaje. Naturalmente que nos interesa examinar sus estados de ánimo, la constancia o la fluctuación de los mismos, así como la capacidad que tiene para expresar o no sus sentimientos, de acuerdo a las experiencias que va compartiendo con nosotros verbalmente. En un examen de esta naturaleza, podemos darnos cuenta del nivel de energía de cada persona, del estilo de conducirse y actuar durante las entrevistas, sea en una forma más pasiva o de mayor actividad. En general, podríamos hablar de cuatro áreas básicas que examinamos en cada uno de nuestros pacientes: la perceptual, la intelectual, la emocional o afectiva y la motora. Nuestra tarea consiste en integrar las observaciones que hemos obtenido en cada una de ellas, para complementar así ese retrato de nuestro paciente y combinarlo a la vez con la demás información que hemos obtenido, de modo que resulte en una imagen global de él o de ella como persona ante determinada situación o situaciones conflictivas, para las cuales ha acudido a nuestra consulta (Continuará).

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