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Nuestra Salud Mental / TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC).

CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(VIGÉSIMA NOVENA PARTE)

El segundo capítulo del que consta una historia o valoración clínica, tiene que ver precisamente con los antecedentes de cada individuo, es decir, con “su historia”, con la historia de su vida. Sí realmente creemos en la importancia de la Historia Universal, de la historia de cada país, de cada sociedad, de cada religión, como instrumentos de estudio que nos dan acceso al conocimiento y a la comprensión del cómo y del porqué cada uno de ellos ocupan tal o cual posición en el presente, obviamente tendremos que aceptar entonces, que la historia como un instrumento semejante igual nos servirá para conocer y comprender el proceso evolutivo individual de cualquier persona. Es así entonces, como el segundo capítulo de nuestra evaluación clínica deberá ser enfocado a la revisión de la historia del paciente, que en el caso de los niños y adolescentes, será definitivamente necesaria la presencia, y comunicación con sus padres para completar este segundo capítulo de nuestra valoración clínica. Gracias a su cooperación, podremos tener acceso a la información necesaria desde el momento de su planeación como hijo o hija, de la forma en que se desarrolló su embarazo y el parto, así como sus primeras características desde recién nacido, para seguirlo posteriormente tanto a través de su infancia temprana, como la tardía, para luego abordar así la forma en que inició su pubertad y se desarrolló o se está desarrollando durante su adolescencia. Dentro de esa información, es necesario conocer la relación con sus padres, con sus hermanos y también con la familia extensa, especialmente entre más unión haya entre las generaciones. Nos interesa saber sobre su desarrollo y funcionamiento académico, su capacidad de estudio, sus conductas en dicho ambiente, así como las relaciones que guarda con maestros y compañeros, sus limitaciones a la vez que sus habilidades, tanto en el campo escolar como en el extraescolar, sus juegos, sus sueños y planes, a la vez que sus miedos y preocupaciones. Asimismo, será importante conocer sus antecedentes médicos en cuanto a las enfermedades ya sean físicas o emocionales, accidentes, hospitalizaciones o cirugías, así como el tipo de tratamientos al que ha estado sometido y el modo en que ha reaccionado. Cuando se trata de adolescentes, además de conocer los aspectos anteriores, será de vital importancia conocer en cada individuo la forma en que ha experimentado o está experimentando los cambios físicos y psicológicos característicos de esta etapa, sus reacciones a ellos y el estilo en que canaliza esa nueva energía, ya sea a través del trabajo escolar, de las actividades físicas o deportivas, de las actividades intelectuales o las religiosas, de la música o de las diferentes manifestaciones artísticas, aunque también hay casos en los que ello no está sucediendo de ninguna manera. Para el clínico es asimismo importante conocer la relación de su paciente adolescente con los demás individuos de su edad, sean de su mismo sexo o del opuesto, explorar su capacidad de intimidad y la forma en que se plantea su identidad de género, así como los aspectos importantes relacionados con su sexualidad, ya sea en cuanto a la educación e información que ha recibido en casa, en la escuela o por fuera, pero también respecto al tipo de prácticas que haya llevado a cabo. La historia clínica de los adolescentes tiene por fuerza que buscar explorar además el uso o el abuso de sustancias del tipo de la nicotina, del alcohol, y de todas las demás drogas que existen actualmente, que están tan de moda y también tan accesibles para todos.

En el caso de los niños y adolescentes con TDAH, la historia personal de cada uno de ellos será tan importante como en el caso de cualquier otro paciente que acuda a la consulta psicológica o psiquiátrica, ya que toda esta información que logremos recabar nos ayudará a tener una idea, no sólo de la forma en que sus síntomas han evolucionado e influido en su desarrollo, sino también sobre la forma en que él o ella se han desarrollado a lo largo de varios años en ambientes tan diversos como son la familia, la escuela y la comunidad, el tipo de experiencias a los que han estado sujetos y las secuelas que ha dejado en ellos, el tipo de relaciones personales que han encontrado al paso de los años y también la forma en que ello los ha moldeado, y finalmente la forma y el estilo en que han ido enfrentando los cambios en cada una de estas etapas tempranas de la vida, y muy especialmente en lo que se refiere a su pubertad y adolescencia. Así pues, este segundo capítulo de una valoración clínica que se refiere a la historia personal de un niño o un adolescente, es fundamental y obviamente indispensable para nosotros como profesionales en lo que se refiere a conocer y comprender mejor a nuestro paciente, la forma en que ha vivido y la posición que ocupa en el presente, en ese momento clave, en que ha llegado a la consulta (Continuará).

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