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Nuestra Salud Mental / TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)

CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(TRIGÉSIMA NOVENA PARTE)

Se podría argumentar y quizás con cierta razón, el que no siempre sea necesario llevar a cabo evaluaciones clínicas tan minuciosas y completas, ya que en un buen porcentaje, habrá médicos generales, pediatras, neurólogos, psicólogos o inclusive psiquiatras que alcancen su diagnóstico durante la primera o segunda sesión, puesto que como se ha mencionado antes no es tan complicado diagnosticar este trastorno. Cuando ello sucede, hay una cierta tendencia del profesional a conformarse, a no explorar los demás problemas presentes, y a tomar medidas inmediatas de tratamiento, que por lo general implican recetar algún fármaco estimulante. Aunque en tales casos, estas medidas pueden servir para controlar los síntomas básicos del TDAH y resolver así temporalmente las presiones inmediatas a las que se enfrentan los padres o los familiares de estos pacientes, como se comentaba en la columna del domingo pasado, la realidad es que no se ha dado una solución completa, y se han descuidado otros aspectos conflictivos en diversas áreas también muy importantes, los cuales irremediablemente surgirán tarde o temprano en el futuro. Definitivamente, tenemos que recordar y enfatizar ampliamente, que el TDAH no es una condición pasajera como sucede con otros trastornos emocionales, sino que más bien se trata de un padecimiento a largo plazo, que inclusive puede prolongarse de por vida, al menos en un buen porcentaje de los pacientes, según hemos aprendido con el tipo de investigaciones que existen al respecto actualmente, así como con la propia experiencia en la consulta. En esta forma, sabemos reconocer que el niño o la niña que presentan el trastorno hoy, muy probablemente lo seguirán presentando durante su adolescencia, e inclusive como adultos. Tendremos que reconocer además, que el nivel de virulencia de este trastorno a futuro podrá ser más severo en aquellos casos que no han recibido ningún tipo de tratamiento en las etapas tempranas. Asimismo, hay que recordar, que los problemas de estos pacientes no se limitan exclusivamente a la presencia de sus síntomas y a las secuelas de los mismos, sino que presentan además una serie de conflictos importantes en otras áreas de su vida, que tienen que ver con la personalidad de ellos mismos, con la familia, con las escuelas, con los trabajos y con la comunidad en general, conflictos que traerán consecuencias importantes a futuro, cuando no fueron detectados a tiempo y pasaron desapercibidos en el presente.

Una vez terminada entonces nuestra valoración clínica minuciosa, si es que somos partidarios de ello, habremos alcanzado una serie de diagnósticos por un lado, y por el otro, nos sentiremos conocedores en mayor o menor grado del curso de vida y de las experiencias y condiciones de cada paciente. Dicha situación nos ubica pues en la posición de diseñar un programa de tratamiento que requiere de ciertas condiciones y características específicas según esa formulación dinámica que ya debimos haber integrado. Nuestra responsabilidad radica entonces, en presentar nuestros hallazgos y nuestras recomendaciones en cuanto a ese programa al paciente y a su familia, que deberán decidir a su vez el seguirlo o el dejar de venir a las consultas. Dicho programa de tratamiento será dividido en varias áreas en las que se buscarán alcanzar objetivos específicos de acuerdo nuevamente a los hallazgos de nuestra valoración clínica, incluida dicha formulación. Los objetivos de ese programa de tratamiento estarán enfocados al paciente en sí, a los padres y la familia, así como a su entorno, ya sea en cuanto a sus síntomas principales, sus problemas académicos, sus problemas en las relaciones interpersonales, sus déficits del lenguaje, aprendizaje o neurológicos en general, así como a los diversos problemas que presente en diferentes áreas de su vida, en el caso de los niños y de los adolescentes básicamente. Para ello se contará con múltiples instrumentos como pueden ser los psicofármacos, la orientación y educación, la psicoterapia de varios estilos, sea en forma individual, familiar, marital o grupal, la terapia de lenguaje, de aprendizaje, de motricidad, la asesoría en las escuelas con maestros y pedagogos, y otros tantos métodos que serán revisados más ampliamente en las próximas semanas (Continuará).

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