ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
(TRIGÉSIMA SEXTA PARTE)
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)
Si tomamos en cuenta todo lo mencionado en la columna anterior, sobre los variados aspectos benéficos de una historia clínica, la pregunta obligada entonces con respecto a los pacientes que padecen TDAH, tendrá que versar precisamente sobre ello. Es decir, sobre cuáles son las ventajas de llevar a cabo una evaluación clínica tan elaborada y minuciosa en nuestros pacientes, cuando como se ha dicho en muy variadas ocasiones, el diagnóstico de este trastorno se hace casi a simple vista, y en muchas ocasiones, ni siquiera se requiere de los estudios especializados de un psiquiatra o de un psicólogo para detectarlo. Y sin embargo, la realidad es que este tipo de evaluaciones puede ser tan útil y benéfico como lo sería en cualquier otro tipo de paciente, como veremos a continuación en que trataré de demostrarlo.
Generalmente, se piensa que sí se puede hacer el diagnóstico de TDAH de una forma tan fácil y directa, el tratamiento obviamente también será un proceso sencillo y sin complicaciones, que consistirá primordialmente en la toma de uno de los medicamentos de elección que existen en el mercado. Es así, como el tratamiento de los pacientes con TDAH entonces se ha minimizado a un nivel tal, que se piensa que la solución radica exclusivamente en el hecho de que el niño, el adolescente o el adulto tomen su pastilla diariamente, y con ello se cumple con los cánones más estrictos de tratamiento para dicho trastorno. Pero la realidad es completamente diferente, ya que el uso de dicho medicamento aunque necesario en la mayoría de las ocasiones, sólo ayuda en uno de los diferentes problemas que presentan estos pacientes. Ahí es precisamente donde podemos aplicar los beneficios de nuestra evaluación clínica que ha requerido de tanto tiempo y esfuerzo para obtenerla. La semana pasada, se hablaban de dos corrientes o resultados importantes de dicha evaluación. El primero tiene que ver con el o los diferentes diagnósticos que se hayan detectado, ya que hay que recordar que aunque el diagnóstico principal que es el de TDAH haya sido más fácil de visualizar, cada uno de estos pacientes pueden presentar a la vez otro tipo de trastornos físicos o emocionales, que también deben ser detectados y tratados. Tal es el caso de la presencia de trastornos depresivos, de ansiedad, de la alimentación, del desarrollo, de la personalidad, del lenguaje, del aprendizaje, etc. o de cualquier otro tipo de trastornos físicos que en ocasiones no han sido detectados anteriormente a veces ni siquiera en el área de la medicina general, a menos que se haya realizado una historia más completa. Obviamente, la orientación de nuestro programa de tratamiento entonces deberá tomar un giro diferente, ya que no sólo estará dirigido al TDAH, sino que se tendrá que pensar además en la forma de abordar los otros trastornos, e inclusive canalizar al paciente con los especialistas específicos para el tratamiento tanto de los problemas físicos, como de los emocionales que el especialista no se sienta preparado para manejar. Un ejemplo de ellos sería, el detectar cierto tipo de problemas neurológicos que requieran de una consulta especializada con el neurólogo, de problemas endocrinológicos, ginecológicos, oftalmológicos, renales, que naturalmente requieran asimismo de la valoración clínica y del tratamiento específicos con el especialista apropiado.
Ahí radica precisamente el valor de intentar llevar a cabo un tipo de medicina global y más amplia un tanto a la antigüita, que en nuestros tiempos desgraciadamente, se ha fragmentado a niveles tan exagerados en miras de especializarse y subespecializarse cada vez más como sucede en las líneas industriales de producción. Así es como en ocasiones se puede llegar a un espacio tan mínimo y reducido, en el que solamente se puede visualizar un órgano o un sistema específico, pero desafortunadamente se pierde de vista entonces el total de un organismo y su funcionamiento general, lo cual se convierte en un arma de dos filos, puesto que bajo esas circunstancias un ser humano pierde su condición de humano para convertirse en un par de riñones, en una vesícula, en un corazón, en unos pulmones, en un determinado nivel de colesterol, de ácido úrico, o de hemoglobina y así sucesivamente, hasta desaparecer de su condición inicial y básica como persona, sea un niño, un adolescente o un adulto. (Continuará).