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Nuestra Salud Mental

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.

(PSILAC).

CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA

ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA.

TRASTORNO POR DEFICIT DE ATENCION CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)

CUADRAGÉSIMA SÉPTIMA PARTE

Podemos darnos cuenta entonces, que hablar de un programa de tratamiento hacia los pacientes con TDAH, no está limitado definitivamente al uso de un medicamento, ni al tratamiento exclusivo de un chico o una chica, sino que realmente se trata de un proceso global e integrado que tiende a abarcar muchas otras áreas de su vida, especialmente en lo que se refiere al núcleo familiar. La familia como se ha mencionado en las últimas columnas surge como un capítulo de enorme importancia para tomar en cuenta en este proceso de tratamiento. Aunque se ha descrito la ayuda que debe proporcionarse a los padres a través de sesiones de información, orientación e inclusive tratamiento propiamente dicho cuando ellos lo requieren sea en forma individual o como pareja, es indispensable que igualmente se deba referir y enfocar a los demás miembros de la familia, como una tendencia general para valorar y proteger su salud mental.

Sabemos que en la mayoría de casos en los que se identifica a un paciente con TDAH en el hogar, por lo general no es el único que lo presente, sino que la tendencia es a que otros miembros de la familia también lo presenten, ya sea hermanos o hermanas, el padre o la madre, como se ha comentado antes. Sin embargo, por razones intrínsecas a cada familia, a su situación particular y a la etapa del ciclo vital en que se encuentren, se ha elegido específicamente a ese niño, niña o adolescente como el paciente designado, que es quien suele ser referido al médico o al profesionista indicado, sea pediatra, neurólogo, psiquiatra o psicólogo. Esta elección implica que dicho sujeto posea posiblemente síntomas más pronunciados y serios que tienden a romper el equilibrio en el hogar, en la escuela o en su comunidad, pero a su vez también puede presentar ciertos rasgos específicos que lo hagan más vulnerable y señalado, y por ende mejor candidato a un tratamiento de este tipo. Sin embargo, en muchos de los casos es posible encontrar otro miembro de la familia con síntomas semejantes o en ocasiones hasta más serios, pero que por esas mismas razones familiares idiosincrásicas no es concebido como candidato para ser el paciente designado. Es ahí precisamente, en tales circunstancias cuando la evaluación clínica familiar será de gran ayuda e importancia para detectar esos otros casos, que también requieren ayuda terapéutica en contraste con ese enfoque exclusivamente individual que no toma en cuenta al sistema familiar, y determina el que los demás sujetos puedan pasar desapercibidos, e inclusive caer en el olvido o el descuido.

Por lo mismo, y gracias al uso de este tipo de evaluaciones clínicas, se puede intervenir a tiempo para el tratamiento de los demás miembros de la familia, ya sea en el caso de aquéllos que presenten TDAH y requieran también el uso de un medicamento como el metilfenidato, o de cualquier otro tipo de psicofármaco según el trastorno psiquiátrico que presenten, sea depresivo, de ansiedad, psicótico, del uso o abuso de sustancias, de la alimentación, de la personalidad, etc. Naturalmente que al igual que se mencionaba en el caso de los padres, estos otros miembros de la familia necesitarán igualmente del apoyo psicológico a través de algún tipo de psicoterapia que se asocie y complemente además con el uso del psicofármaco. En estos casos, las sesiones de terapia pueden ser de tipo individual cuando así se requiera, y en forma paralela a las sesiones del paciente originalmente designado con TDAH, y a las sesiones de los padres, pero lo mismo se puede llevar a cabo un proceso de terapia familiar en el que se pueda intentar el tratamiento de tales trastornos a través de la colaboración y el trabajo terapéutico de toda la familia, guiados por el profesionista adecuado. Este enfoque diagnóstico familiar sigue nuestro lineamiento culturales mexicanos, en los que no sólo los niños o adolescentes menores de edad están aún bajo la tutela de sus padres, sino que lo mismo sucede con tantos adultos jóvenes, que todavía no han logrado su autonomía y siguen formando parte del hogar. Gracias a este proceso, el programa de tratamiento que se implementa con el paciente con TDAH, se va a complementar y a reforzar mediante el trabajo terapéutico necesario con los padres y demás miembros de la familia, lo que a la larga se traducirá en mejores resultados (Continuará).

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