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Nuevas madres

Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“La frase ‘madre trabajadora’ es redundante”.

Jane Sellman

¿Se acuerda usted de las imágenes de las mamás en los anuncios de los años cincuenta y sesenta? Las estadísticas nos dicen que las madres mexicanas de ese entonces tenían hijos más jóvenes que hoy, pero las mujeres que aparecían en los anuncios eran de edad media o incluso media avanzada. Los publicistas parecían empeñados en mostrarnos a las mamás como mujeres cuya vida sexual había concluido, a pesar de que muchas de ellas tenían poco más de veinte años.

Hoy los anuncios son distintos. A pesar de que la edad promedio de las mujeres que tienen hijos ha venido aumentando, los propios publicistas nos presentan a mujeres más jóvenes y atractivas. Éstas son las madres a las que las empresas nos invitan a celebrar este próximo 10 de mayo.

Las madres mexicanas de hoy son muy distintas a las de antes. Es verdad que son más maduras, pero también parecen más jóvenes. Son más independientes que nunca y no están dispuestas a encerrarse en el servicio del hogar, los niños y el marido. Muchas de ellas trabajan. Alrededor de una cuarta parte es el único o el principal soporte de sus hogares, ya sea por que son madres solteras, están divorciadas o sus esposos o parejas no aportan al sostenimiento de la familia.

La sociedad suponía antes que una madre que perdía a su esposo o pareja debía estar condenada a la soltería o al celibato el resto de su vida. Aun cuando el marido ya no estuviera presente, los hijos y el resto de la familia se encargaban de presionar a la mujer para que no tuviera más relaciones amorosas. Aun cuando se mantuviera la pareja, la madre debía proyectar una imagen eminentemente asexual. Ésa era la figura materna que nos presentaban los medios en los años cincuenta.

Hoy las cosas han cambiado de manera importante. Las madres pueden vestirse de manera atrevida o flirtear abiertamente con algún hombre que les llame la atención. Pueden tener novios o amantes o salir a tomarse unas copas con amigas o amigos en la noche. No toda la sociedad mexicana está lista para aceptar esta situación, pero la nueva realidad se va imponiendo gradualmente. Quizá las cosas siempre han sido así, pero hoy se pueden hacer con mayor apertura que antes.

Las mujeres no ven hoy su papel de madres como el principio y el fin de su participación en la sociedad. Los días en que las mujeres llegaron a tener hasta seis hijos en promedio han quedado muy atrás. Desde los años setenta se ha registrado una disminución en el número de hijos de cada una. En 2005, última fecha para la que el INEGI nos da una cifra concreta, el número de hijos por mujer era de apenas 2.1. No obstante, las cosas son muy distintas en el campo y en las ciudades. En el año 2000, por ejemplo, las mujeres en zonas rurales seguían teniendo 3.2 hijos en promedio.

Las mujeres son cada vez más conscientes de que hay formas de evitar tener más hijos de los que realmente quieren. En 1987, según el INEGI, el 52.7 por ciento de las mujeres en edad fértil —de 15 a 49 años de edad— afirmaba estar utilizando algún método de control natal. Para 2000, apenas trece años después, la cifra había alcanzado el 70.7 por ciento. Sin embargo, el método anticonceptivo más común (43.9 por ciento de los casos) es la salpingoclasia o ligación de las trompas de Falopio, al cual se recurre usualmente cuando ya la mujer ha tenido varios hijos y no desea más. Otros métodos anticonceptivos, que pueden aplicarse desde jóvenes y suspenderse en el momento en que la mujer desea embarazarse, son bastante menos comunes.

El feminismo, por lo menos como se le ha interpretado en Estados Unidos y otros países avanzados del mundo, ha tenido muy poca influencia sobre las mujeres de nuestro país. Las madres mexicanas quieren ser femeninas, no se molestan si algún hombre les abre una puerta o les ofrece algún cumplido (un cumplido, no un insulto), tampoco buscan cuotas especiales que les aseguren empleos. Exigen, en cambio, igualdad de oportunidades y guarderías para sus hijos así como el fin de la discriminación a la que se les somete por ser mujeres o por quedar embarazadas. También quieren que termine el acoso sexual del que son objeto.

Las mujeres y las madres mexicanas de hoy son muy resistentes. Las jornadas de trabajo, seguidas de labor en el hogar y con los hijos, no las podría aguantar ningún hombre.

Estas nuevas mamás tienen una imagen distinta a la de hace cincuenta años, lo cual es positivo. El lugar común del pasado simplemente negaba una parte muy importante de su calidad de mujer. El papel en la vida económica de estas madres es, por otra parte, más intenso que nunca. Poco podríamos esperar del país, de hecho, si no contáramos con el talento y el trabajo de este ejército de madres que han construido una nueva prosperidad para ellas, para sus hijos y para México.

COMANDANTE EJECUTADO

Ahora fue Édgar Millán Gómez, coordinador de Seguridad Regional y proximidad social de la Policía Federal Preventiva en la Ciudad de México, quien sufrió un atentado y falleció la madrugada de ayer. De nada le sirvió tener escoltas. Los dos que llevaba trataron de defenderlo, pero terminaron malheridos. En este caso hay un detenido, por lo que se puede esperar que al final se sepa de dónde venía la agresión. Pero se trata del tercer comandante de la Policía asesinado en apenas una semana en el Distrito Federal. Y las ejecuciones de policías en el resto del país se acumulan cada semana.

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