Nueva York.- El Senador Barack Obama es todo un fenómeno. Su candidatura despierta pasiones entre el electorado. En las calles de Nueva York es imposible caminar dos cuadras sin ver a un grupo de jóvenes con carteles o propaganda con la imagen del afroamericano. Obama está logrando lo que nadie, conectar con el otrora sector pasivo del electorado estadounidense, los jóvenes, cuya participación en las urnas siempre había sido baja.
La fiebre por Obama se parece a la fiebre por Vicente Fox en México en el año 2000. Al igual que Vicente Fox, Barack Obama se presenta como el profeta del cambio. Fox ofrecía el cambio al sacar al PRI de Los Pinos; Obama promete el cambio no sólo al sacar a los republicanos de la Casa Blanca, sino al llevar a la Presidencia a una cara nueva. Al igual que Fox, Obama está movilizando fuertemente al electorado. Al igual que Fox, Obama empezó de cero, con una trayectoria política relativamente pobre, pero con un mensaje electoral rico y con un fuerte atractivo mediático.
Al igual que Fox con Labastida en 2000, Obama enfrenta, tanto al interior de su partido como en los republicanos, a dos políticos que indiscutiblemente tienen currículo de sobra para llegar a la Casa Blanca. Tanto Hillary Clinton como el republicano John McCain, son dinosaurios del sistema, experimentados, pero con un bagaje negativo del que Obama carece. Al igual que Fox en su momento, Obama palidece en los debates con sus contrincantes, se muestra inexperto, superficial y tímido, pero, al igual que Fox, Obama seduce a las masas que lo glorifican en sus actos de campaña.
Precisamente el mensaje que está resultando más exitoso entre el electorado es el de la esperanza de terminar con un largo periodo de monopolio político. En México el mensaje era terminar con los 71 años del PRI; en Estados Unidos es terminar con los 10 años de las dinastías Bush-Clinton. El mensaje de Obama ha sido tan exitoso que ha opacado la también histórica oportunidad de que una mujer llegue a la Casa Blanca por primera vez. El mensaje de Obama está siendo tan seductor que está enterrando la memoria de los 8 años de prosperidad económica y de relativa estabilidad internacional que la Presidencia de Bill Clinton trajo a Estados Unidos.
Febrero será el mes de Obama. En las contiendas venideras en lo que resta del mes, el afroamericano tiene una sólida ventaja sobre Hillary Clinton. Hoy, la campaña de la senadora apuesta el todo por ganar las primarias de Texas y Ohio y tiene fuertes posibilidades de lograrlo.
El fenómeno Obama no puede aún dar por descontada ni la astucia política de la senadora Clinton ni el hecho de que el sistema electoral la favorece. Clinton ha ganado las contiendas más representativas del electorado y las más importantes. Obama ha ganado la mayoría de las contiendas, pero sus victorias han sido en estados pequeños, salvo Illinois, que no refleja al electorado que votará en noviembre para elegir a un Presidente.
La moneda está en el aire aún, pero si el culto a la personalidad que está generando Obama vence al final, los estadounidenses podrían verse encaminados a la misma decepción que representó Fox para millones de mexicanos: no basta con ser un excelente candidato para ser un buen Presidente…
Politólogo e Internacionalista
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