EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Octubre: Sentenciado a escuchar a Mozart

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Continuamos repasando este 2008; ahora le toca el turno a una noticia chusca ocurrida en octubre de este año.

Sin duda, una prueba de que uno se está volviendo viejo ocurre cuando empieza a considerar “ruido” cualquier tipo de música contemporánea. O cuando uno le pide a gritos a la hija adolescente que le baje el volumen a su mugrero… justo lo que nuestros padres nos decían hace 30, 35 años.

Lo cual, creo, es un fenómeno completamente normal. Cada generación considera que su música, gustos y costumbres son los más adecuados, pertinentes y chipocludos. Y que lo que oyen, leen y ven los jóvenes no está al nivel de lo pasado. Además, se puede argumentar con razón que, en los últimos veinte años, no ha aparecido un fenómeno como los Beatles o los Rolling Stones. Sí, apareció un fenómeno llamado Michael Jackson. Pero ése es un fenómeno de otra clase. O Madonna… pero ésa es harina de otro costal, que se reinventa cada tres años para seguir dando la función. Se me hace que ya ni es la misma mujer que hace 20 años. Para mí que la clonaron, y mal.

Todo lo anterior tiene que ver con el hecho de que, para mucha gente mayor de treinta años, la música rap (o como se le llame a eso) es una auténtica tortura. Especialmente cuando se tiene que escuchar a la fuerza, proveniente de las poderosas bocinas de los automóviles de los adolescentes que deambulan por calles y avenidas sin otro propósito en la vida que reventarle bazo y páncreas a los compatriotas que quedan al alcance de los decibeles de sus engendros musicales.

Y si uno es forzado a escuchar esas monstruosidades, ¿por qué no pagar con la misma moneda a quienes abusan de esa forma de la comunidad?

Como que por ahí anduvo la orden de la juez Susan Fornof-Lippencott, del condado de Champaign, Illinois. Tan sabia mujer sentenció a un muchacho, acusado de perturbar el orden por el volumen de la música que escuchaba en su automóvil, a pagar una multa de 150 dólares… o bien, verla reducida a 35 dolarucos, con la condición de que pasara 20 horas escuchando las inmortales rolas de maestrazos como Beethoven, Bach o Mozart.

El jovenazo aguantó sólo 15 minutos de las creaciones del Sordo de Bonn, y optó por pagar toda la multa. Quizá ese tipo de sonidos lo sacaron de quicio. O bien, no comprendía siquiera que fuera música, y aquello le pareció una tortura. El caso es que prefirió desprenderse de otros 115 dólares con tal de no oír la “Pequeña Serenata Nocturna”.

La jueza argumentó que el asunto se trata de rebajar la multa y al mismo tiempo “ampliar los conocimientos” de los acusados. Pues parece que algunos no están muy conformes en que los eduquen.

Por su música los conoceréis.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 403982

elsiglo.mx