Después de un pase medido de Sinha, el defensa paraguayo Paulo da Silva anotó el primer tanto de la Final ante la mirada atónita de Jaime Lozano y el portero Yosgart Gutiérrez. Los Diablos Rojos vencieron 2 a 0 al Cruz Azul, ayer en el estadio Azul. (Fotografías de EFE y El Universal)
Toluca huele a campeón, derrota a Cruz Azul en el juego de ida de la Final del Torneo Apertura 2008.
Bermellón, escarlata, carmesí, carmín, borgoña, granate. Rojo y todos los rojos. Rojo sangre, de baile en el Azul sobre Cruz Azul. Aquelarre endemoniado de un Toluca que venció 0-2 y huele a campeón.
El azul, lo de siempre, frío, sea el azul cielo, celeste, turquesa, ninguno pinta, menos si como Gerardo Torrado aparece con los pies amarrados, amedrentado porque le muestren un cartón amarillo. Así pena en un medio campo plagado de pingos salvajes. De un Sinha gigante. De 10 pintado, natural, brasileño, mexicano, da igual, Antonio Naelson da un concierto. Le quiebra la cintura a Beltrán, a Torrado, a Riveros. Es el conductor de un equipo al que se le acusa de ultradefensivo, qué sería si se decidiera a ser ofensivo.
Escarlata. José Manuel de la Torre maneja un todo terreno donde Mancilla es su primer defensor y Cristante el primero en orquestar un ataque. Por eso Cruz Azul pareció ni siquiera meter las manos. Carmesí. Porque la ausencia de Julio César Domínguez terminó por ser la llave del Diablo. Por ahí, donde falló Lozano y el chamaco Alejandro Castro, se coló Paulo da Silva para alborotar a la Perra Brava (0-1). Tan perra como la marcación y el ataque del paraguayo.
Borgoña. Sólo eso fue ayer el azul, un puñado de nombres sobre un lienzo verde, superados por una mancha borgoña. ¿Y Lugo y Villaluz? Desaparecidos. Opacos ante un cavernícola de la media cancha llamado Romagnoli. Lentos ante la eficacia de Israel López, desapercibidos ante la contundencia de Amaury Ponce, con todo y su mazo de derecha que venció al largo Yosgart (0-2).
Granate. Habrá aún quien acuse al Chepo de tirarse contra su arco. Por supuesto que habrá que preguntarse entonces por qué Toluca resolvió exacto el par de opciones claras que tuvo, mientras los cementeros tuvieron que esperar hasta el minutos 65 para al menos hacer suspirar a la afición de una colonia tan navideña como la Nochebuena.
Rojo. Porque ayer el fuego estaba entre los visitantes. Cruz Azul, sólo desesperado. Ahora sí, reclamando todo a Paúl Delgadillo, extrañando como nunca a Camargo y su bandera. Exigiendo penalty en cualquier caída cercana al área como último recurso para prender a una afición frustrada por su Máquina desconchinflada.
Todos los rojos. Y es que el segundero corrió sin ton para los de azul desteñido. Indefensos para contrarrestar la multiplicidad de toques del infierno. De Sinha para Romagnoli, para Amaury, hacia Mancilla, de nuevo a Sinha, más atrás a Da Silva. La Sangre abuchea, la Perra Brava festeja.
Rojo sangre. De grande a grande, de ocho estrellas a ocho estrellas, ayer la intensidad llegó desde el Estado de México. Un diablo que vino con teléfono en mano. Cristante, Romagnoli, Mancilla, bajaron del autobús con el celular al oído, quizá era una llamada del averno. Quizá para sugerir el tono de la mesa para un nuevo trofeo: Bermellón, escarlata, carmesí, carmín, borgoña, granate, rojo sangre. Aunque falten 90 minutos, los Diablos saborean e imaginan que como ayer, de baile ahora en la Bombonera. Otro aquelarre endemoniado de un Toluca que huele a monarca y a grande del futbol mexicano.
Datos finales
Incidencias del Cruz Azul 0-2 Toluca.
■ 0-1 (14) Paulo da Silva, a servicio de Antonio Naelson
■ 0-2 (22) Sergio Ponce, por la vía del tiro libre.
■ 3 Tiros a gol los que tuvo el Cruz Azul durante todo el encuentro, dos de estos en el último minuto.
■ 4 Disparos de los Diablos Rojos. Un par finalizó en el fondo del marco de Yosgart Gutiérrez.
■ 5 Faltas las que marcó el árbitro Paul Delgadillo en contra de los Cementeros.