Los diputados se fueron de vacaciones con un abultado aguinaldo, pero olvidaron cumplir con una de sus obligaciones de fiscalización: aprobar la revisión de las cuentas públicas atrasadas del sexenio de Vicente Fox.
Al no votar los dictámenes elaborados para los años 2002, 2003 y 2004 en este periodo ordinario de sesiones, los legisladores violaron la reforma constitucional en materia de gasto y fiscalización que aprobaron por unanimidad en septiembre del año pasado.
La fracción 1 del cuarto transitorio de dicha norma reformada por la presente legislatura con otros ordenamientos como la Ley de Fiscalización Superior, da un plazo a la Cámara Baja de 180 días hábiles para concluir la revisión de los ejercicios fiscales, a partir de la publicación del decreto en el Diario Oficial de la Federación, lo que ocurrió el 7 de mayo de este año.
Sin embargo, pese a que el plazo venció el 6 de noviembre, los dictámenes se quedaron rezagados en todas las sesiones que siguieron a esta fecha.
Hace 15 días, la diputada del PRD, Valentina Batres, cuestionó al presidente de la Cámara de Diputados, el prisita, César Duarte, sobre el porqué no se ponía a discusión el tema, si los dictámenes se encontraban listos. El diputado priista le reviró que así lo pidió la Comisión de Presupuesto y que, incluso, había un acuerdo de la Junta de Coordinación Política para verlo posteriormente.
En la última sesión del pasado jueves, los dictámenes aparecieron en la orden del día como “dictámenes a discusión”, pero las cuentas públicas atrasadas no fueron sometidos al pleno en San Lázaro.
Legisladores consultados explicaron que la razón principal del atraso estribó en la falta de acuerdos entre las fuerzas políticas, pese a que desde noviembre estaban listos los dictámenes de las cuatro cuentas públicas.