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Operación Limpieza

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Hace ya algunos añitos, en Italia se realizó una operación de combate a la infiltración de la Mafia en todos los niveles de Gobierno en la península de la bota. La operación llevó el muy higiénico nombre de “Manos Limpias”, y empezó, como tenía que ser, con el nombramiento de fiscales implacables e incorruptibles (si eso es posible en relación con cualquier ser humano). Como es obvio, la escoba empezó a moverse en el ámbito judicial. Pero al rato resultó que en los asuntos sucios y en lo oscurito estaban mezclados todo tipo de políticos, desde alcaldes hasta diputados. La caída en desgracia de la Democracia Cristiana, la fuerza política fundamental en la Italia de la posguerra, tuvo mucho que ver con los resultados de la Operación Manos Limpias.

Ahora que aparentemente está en marcha una Operación Limpieza en las fuerzas judiciales mexicanas, con algunos arrestos de alto nivel, como los del jefe de Interpol México y Noé Ramírez Mandujano, creo que no estaría de más detenerse a preguntar hasta dónde va a llegar la cosa. Porque, como en el caso de Italia, me temo que si le empiezan a rascar a la corrupción de los aparatos judiciales, no van a tardar en encontrar pintura de algunos palacios de Gobiernos estatales, o de San Lázaro, Xicoténcatl y vaya a saber uno qué otros lugares de perdición.

Y es que no deberíamos hacernos locos: la infiltración del narcotráfico no abarca únicamente a los cuerpos policiacos y del entramado judicial: para actuar con la impunidad con la que lo han venido haciendo los criminales, tiene que existir el concurso de la clase política, y a todos los niveles.

De nuevo: la pregunta es si el Gobierno Federal está dispuesto a ir a fondo para extirpar los numerosos tumores que presenta el organismo político del país, para al menos frenar la metástasis, ya no digamos curar un mal que lleva décadas minando a la nación.

Y es que destapar cloacas no es algo que se le haya dado a ningún Gobierno mexicano, de cualquier nivel. Y ello, porque a lo largo de décadas se han tejido redes de protección e impunidad para todo tipo de pillos, redes en las que participan desde caciques sindicales hasta gobernadores de los estados, sin olvidar por supuesto a la clase empresarial. Así que uno nunca sabe qué engendro (y qué tan cercano a los poderosos) saldrá a la hora de levantar la alcantarilla.

Si el caso de Italia nos sirve de algo, es para que reconozcamos que si se desea realmente hacer una limpia, ésta debe ser a fondo y total: que no haya hijos y entenados; que barra con quienes estén en el ajo, sean priistas, panistas, perredistas o hijos del Peje. Si no es así, de poco o nada servirán los esfuerzos y sacrificios que se realizan para limpiar esos establos de Augías que es nuestra vida pública.

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