“Las pequeñas oportunidades son con frecuencia el inicio de las grandes empresas”.
Demóstenes
Sevilla, España.- Durante muchos años España ha sido el ejemplo de Europa. Con una tasa de crecimiento promedio de 3.6 por ciento entre 1994 y 2007, por lo menos un punto superior a la de la Unión Europea, su tasa de desempleo bajó de 23 a 8 por ciento a pesar de la incorporación de millones de mujeres y de inmigrantes a la fuerza de trabajo. Un país que en la década de 1950 era más pobre que México, tenía en 2007 un Producto Interno Bruto per cápita casi tres veces superior al de nuestro país: 32 mil dólares por español contra los 9 mil de los mexicanos según el Fondo Monetario Internacional.
La prosperidad económica se ha reflejado en especialidades en las que España nunca había destacado. La tecnología española en hidrocarburos —siendo que el país carece de yacimientos propios— y en producción agrícola se ha exportado al mundo. Las inversiones españolas en banca, hotelería, construcción e infraestructura eléctrica han alcanzando también los recovecos más distantes del planeta. Incluso la selección española de futbol ha ganado la Copa de Europa mientras que un joven tenista de Palma de Mallorca, Rafael Nadal, se ha convertido en el mejor del mundo.
Hoy, sin embargo, España está entrando a una crisis que podría ser la peor del país desde los años setenta. La tasa de crecimiento ha caído ya en terreno negativo, 0.2 por ciento en el tercer trimestre de este 2008 contra el trimestre inmediato anterior, mientras que el desempleo ha aumentado bruscamente a 11.9 por ciento. La industria de la construcción, que se había convertido en la espina dorsal del milagro español, se ha desplomado con la crisis hipotecaria internacional.
España se ha convertido, junto a Irlanda, Islandia, el Reino Unido y la Unión Americana, en una de las principales víctimas de la crisis financiera internacional.
Esto ha ocurrido a pesar de que su banca es sólida y muy regulada, lo cual debería hacer reflexionar a quienes afirman que el problema de las hipotecas fue producto de falta de regulación gubernamental. De hecho, los bancos españoles, como Santander, han aprovechado su relativa posición de fortaleza en este momento de desplome generalizado para adquirir bancos en problemas en otros países, como el Reino Unido.
Las dificultades españolas proceden de razones completamente distintas. La adopción del euro por parte de España, en 1999, tuvo consecuencias positivas importantes, pero también riesgos. Un país que tenía tradicionalmente tasas de interés muy altas, de país subdesarrollado, empezó a tener tasas de interés muy bajas, similares a las de Alemania y Francia. Esto desmotivó el ahorro y generó una bonanza de construcción y de hipotecas. No sólo los españoles compraron bienes raíces sino también muchos extranjeros que llegaron a España para retirarse aprovechando las condiciones climáticas benignas. Una parte importante del crecimiento económico de los últimos años se debió precisamente a esta bonanza en construcción. Ahora, con la crisis, se han desplomado las hipotecas y la construcción.
Al contrario de otros países de Europa, España tiene, sin embargo, un as bajo la manga para enfrentar la crisis. A lo largo de los últimos años el Gobierno ha tenido un superávit presupuestario. Esto le da un mayor margen de maniobra para subir el gasto público y promover una mayor actividad económica ante la recesión que está empezando.
Como en otros países del mundo, han surgido voces en España que señalan que la actual crisis es prueba de que el país se equivocó al adoptar las políticas económicas de mercado que ha tenido desde los años sesenta. Pero mal haría España en rechazar ahora una estrategia que la ha sacado de la pobreza y la ha convertido en un país próspero en apenas una generación. De hecho, ni siquiera tiene sentido tratar de aumentar la supervisión de los bancos en el país. Los bancos españoles son, si acaso, los más fuertes de Europa en este momento.
Lo que debe hacer España hoy es buscar oportunidades en la crisis. El país sigue teniendo leyes muy rígidas, particularmente en materia laboral. Éstas hacen muy difícil despedir personal y por lo tanto contratarlo. Una mayor flexibilidad laboral facilitaría la contratación de empleados y trabajadores una vez que la actual recesión empezara a ceder. De la misma manera, España es un país que tiene ya una presión fiscal excesiva, especialmente para los trabajadores y empresarios de nivel medio. Una disminución en los impuestos le permitiría al país volverse más competitivo.
El peor error que podría cometer España es darle la espalda a las políticas que han promovido su actual prosperidad. Lo que debe hacer, por el contrario, es marchar hacia adelante, porque es precisamente en las crisis donde se forjan las oportunidades económicas.
EL ETARRA
Con todas sus fuerzas trató de evitar que lo metieran a empujones a un vehículo de la Policía. Se trata de Mikel Garakoitz Aspiazu, mejor conocido como Txeroki (se pronuncia Cheroqui). Este hombre de 35 años era considerado jefe del aparato militar de ETA. Desafortunadamente, la captura de un líder no impedirá que siga operando esta organización terrorista. Cada vez que uno es detenido, otros más surgen para llevar a cabo su destructiva labor.
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