El viernes por la noche se enmarcó el décimo concierto de la Camerata de Coahuila en el cual la orquesta tuvo como director invitado a Dmitri Orlov, titular de la Orquesta Sinfónica del Estado de Moscú.
POR NIRIA RAMOS MARÍN
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Con una interesante charla a cargo de Linda Haro Ureña, el viernes por la noche se enmarcó el décimo concierto de la Camerata de Coahuila en el cual la orquesta tuvo como director invitado a Dmitri Orlov, titular de la Orquesta Sinfónica del Estado de Moscú, quien se llevó la ovación de los laguneros por su puntal dirección y excelente calidad musical.
La noche comenzó con una obra de Rodolfo Halffter, las Tres Sonatas de Antonio Soler, que dirigidas por un ucraniano resultaban ser el reto de la noche: pero la tensión cesó cuando Orlov provocó un inicio perfecto, exacto y muy fino. La obra, compuesta por tres movimientos, Allegro con garbo, Allegreto con gravia y Allegro Moderato. El segundo movimiento fue moderadamente enérgico, pero al final dulce y alegre, pero siempre muy rítmico. En el tercero Orlov logró sacar los mejores momentos de las trompetas y los cornos, logrando una exquisita mezcla entre lo nacional y lo extranjero.
El Concierto para Clarinete No.2 en Mi Bemol Mayor fue lo que siguió y tal vez fue también el momento más esperado de la jornada ya que la obra de Carl María Von Weber estaría a cargo del solista Fernando Guijarro.
Cabe mencionar que este es el segundo concierto de la orquesta en el que se puede apreciar un nuevo aforo designado por el maestro Ramón Shade director artístico de la orquesta lagunera, lo cual se decidió hacer para generar una mayor cercanía de la orquesta con su público y lograr una mejor sonoridad.
Compuesto por tres movimientos esta pieza logró demostrar la calidad del trabajo del integrante de la Camerata al interpretar el bellísimo Romanze. Andante; suave, melancólico, lago lento y definitivamente refinado que de pronto estalla en un arcoiris de sonidos y matices.
La obra tiene un final triunfal, luego Alla Polaca le valió la ovación a Guijarro pues es un movimiento muy rítmico de moderada dificultad en el cual logro una ejecución excelente, y la orquesta destacó por su gran sonoridad, el director supo controlar cada detalle a la perfección resaltando las percusiones y cerrando la primera parte con una ovación, la cual agradeció muy a su estilo militarizado y de inmediato salió del escenario.
La segunda parte fue dedicada a la Sinfonía No.41 en Do mayor K.551 de Wolfgang Amadeus Mozart interpretada ya varias veces por la orquesta, pero que en esta ocasión sus movimientos Allegro Vivace, Andante Cantabile, Menuetto Alllegreto y el fabuloso Finale Molto Allegro, tuvieron el toque contundente y perfeccionista de Dmitri Orlov quien demostró porqué es reconocido como uno de los mejores directores en el mundo.