El panameño Irving Saladino, campeón de salto de longitud, dio el primer oro de su historia a Panamá, país que había ganado sus únicas dos medallas olímpicas hace 60 años, ambas de bronce.
Irving Saladino le obsequió ayer a Panamá su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos al consagrarse en el salto largo.
A Saladino, campeón en el mundial del año pasado en Japón, le bastó el registro de 8.34 metros que logró en su cuarto intento para superar al sudafricano Khotso Mokoena y al cubano Ibrahim Camejo.
Hasta aquí, las únicas preseas de Panamá en citas olímpicas se remontaban a los Juegos de Londres 1948 cuando Lloyd LaBeach obtuvo bronces en los 100 y 200 metros.
Pese a su histórico triunfo, Saladino no estuvo del todo contento al valorar su actuación. “No estoy conforme con lo que hice, pero sí estoy muy alegre por mi Panamá y por toda América Latina”, afirmó Saladino.
“En realidad esto es como el futbol, se gana 1-0 y se puede ser el campeón mundial”, añadió Saladino. “Eso fue lo que me pasó a mí. No habré jugado bien, pero gané el partido”. Ahora con un título mundial y otro olímpico en sus manos, Saladino puso en la mira su siguiente objetivo: el récord mundial de Mike Powell de 8.95, alcanzado en 1991.
“Mi próximo objetivo es romper el récord mundial, para eso me voy a preparar con todo. Creo que necesito saltar 9 metros, aunque con 8.96 estaría bien”, señaló sonriendo. “Si salto eso, el récord está roto”. Tras la conquista del oro, Saladino se arropó con una bandera de su país y se abrazó con Roberto Durán, el legendario boxeador panameño, presente en el Estadio Nacional.
Saladino se mostró conmovido por el aliento que le dio “Mano de Piedra” Durán, y contó que el retirado multicampeón le dijo antes de la final que “si tu ganas una medalla de oro, vas a ser tan querido y tan famoso como yo en Panamá”. “Eso me motivo. Para mí, fue un orgullo que un ídolo como él me diga eso”, destacó.