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Otra noche mágica

El novillero queretano Santiago Fausto lució anoche en la segunda fiesta del 
Serial Novilleril, en el Coliseo Centenario. (Fotografías de Jesús Galindo)

El novillero queretano Santiago Fausto lució anoche en la segunda fiesta del Serial Novilleril, en el Coliseo Centenario. (Fotografías de Jesús Galindo)

Por Ulises Rivera

Segunda noche mágica en el Coliseo Centenario. La afición comarcana registró una gran entrada. Las familias ingresaban al moderno inmueble a paso lento, pues al andar disfrutaban de la magnífica vista arquitectónica que el lugar ofrece.

La música de fondo era propicia pues las notas entonaban “Juncal”, nada más bello en una plaza de toros. De pronto el sonido ambiental guarda silencio y se escuchan los parches y metales, se abre la puerta y aparece el alguacilillo vestido a la usanza charra, el público remata con las palmas la escena, a la cual le sigue el paseíllo de los alternantes que por igual son recibidos con algarabía por la afición lagunera.

Emotivo resultó el minuto de palmas en honor de Valente Arellano, a un año más de su fatídico deceso; la afición se le entregó como si Valente estuviera presente en el ruedo del Coliseo.

El primero de la nublada noche resultó ser “Inolvidable”, herrado al fuego con el número 475. La novillera Hilda Tenorio lo recibe con verónicas muy coreadas por los “oles” en la plaza entera; en la suerte de varas el toro no acude, los subalternos intervienen y por fin el burel embiste al corcel con fuerza. Con la muleta Hilda Tenorio da gran muestra de valor y conocimientos, toreando con verdad con pases de pecho, prácticamente arrancando lo poco que el astado traía, entró en los terrenos del toro acariciando el peligro, por ello tras un pase de pecho la novillera fue ligeramente levantada y desarmada, sin embargo continúo con su faena. A la hora de la verdad en su primer intento propina un pinchazo y en el segundo con media estocada el enemigo dobla y muere con la puntilla. Hilda escucha palmas y sale al tercio.

“Valentillo” resultó ser el segundo de la noche, es el turno de Alfonso Hernández “Pali”, serie de recibo con la suerte máxima del toreo ante las sentidas palmas del respetable, el caballo acude con fuerza a la suerte de varas, posteriormente con el capote el “Pali” realiza tanda de zapopinas rematas con farol en los medios, prendiendo enormemente a la afición, con la muleta torea al natural pegado a las tablas, acude a los medios y continúa su faena, por un momento las palmas se entrelazan con la música de banda al ritmo de una grandiosa faena del novillero, que clava las zapatillas y sentado en los riñones se deleita ante la embestida del toro, que humilla en busca de la muleta. En la suerte máxima hunde el acero y el enemigo rueda por los suelos; como resultado artístico el “Pali” obtiene un apéndice muy solicitado por el respetable. Palmas y vuelta al ruedo.

Los parches y metales anuncian al tercero de la noche, por la puerta de chiqueros sale completamente embravecido “Chanoc”, herrado con el número 455 de su lote. El regiomontano Fernando Cantú lo recibe con Verónicas pegado a las tablas, el toro no acude al castigo, teniendo que ser llevado por el matador al caballo, y al momento de la unión es ligeramente castigado. Con la muleta el novillero torea en los medios rodilla al suelo y realiza derrotes arrancando las palmas del público. Con la espada pincha en hueso en tres ocasiones, y en el cuarto intento realiza media estocada, sin embargo el toro no muere. El novillero oye el primer aviso en el quinto y muere en el sexto. El torero escucha palmas.

La banda entona el paso doble y calla ante los clarines que anuncian la salida del último de la fresca noche; dando paso a “Triunfador” con el número 538. El novillero queretano Santiago Fausto lo recibe con dos verónicas de afuera hacia dentro, el toro acude al caballo con bravura, posteriormente Santiago realiza emotiva faena con el capote en los medios ante las palmas y los “oles” en los tendidos. El novillero brinda su faena al público y se dispone a oficiar, tanda de naturales en los medios, rematando con pase de pecho, los “oles” no cesan de escucharse coronado con las palmas de las familias laguneras que emotivamente reconocen la labor del queretano, que ha logrado conectar al máximo con el respetable; el toro continúa humillando y siguiendo el engaño, Santiago prepara la estocada final y el público le solicita que continúe con la faena, el novillero hace una pausa, ve al tendido y dice: “Va por ustedes”. La cascada de palmas se escucha en todo el Coliseo y el diestro sigue con pintoresca faena. Nuevamente prepara el estoque, y en un primer intento pincha en hueso, retoma la muleta y continúa con la faena; en un segundo intento hunde el acero hasta los moños, el enemigo cae fulminado. Ante la labor del novel espada el público se vuelca en palmas. El insensible juez de plaza, Marcelo Acosta, duda y finalmente otorga el apéndice al novillero, obteniendo además palmas y vuelta al ruedo.

Redonda, magnífica y fresca noche de oro y plata, en la cual los triunfadores resultaron ser el tapatío Alfonso Hernández “Pali” y el queretano Santiago Fausto, tras conseguir un trofeo por igual y salir en hombros del Coliseo, se colocan como invitados especiales en cartel de triunfadores del Serial Novilleril “En Busca de la Victoria”.

Toros de la ganadería de Celia Barbabosa, fundada en 1978, divisa rojo con blanco, azul y amarillo, de los cuales el segundo y el cuarto dieron juego a los novilleros, el resto del lote por debajo de las condiciones de los alternantes.

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