LUIS
Tengo un hijo, mi Luisito
que mandé hacer especial
yo le pedí a mi Diosito
algo fenomenal.
Alguien que no merezco
me mandó un maratoncito
que no podía descuidar
ni tan sólo un momentito
Se imponía desde chiquito
era pura dinamita
así lo veían tan serio
parecía una manzanita.
De sus estudios ni hablar
en tercero de primaria
empezó a ser ejemplar
ingresando al honor roll
por seña particular.
Sus múltiples compañeros
que eran todo un pelotón
se pusieron muy de acuerdo
nombrándolo todos ellos
el amigo del salón.
Siempre fuerte y muy ufano
y practicando el juego limpio
al tenis ingresó activo
no dejando torneo vivo
con ahínco él jugó
desde que yo me recuerdo
el manzana y el campestre
a la par ahí crecieron.
Cautivó con su sonrisa
a toda la muchachada
y como muy caballero
no le hacía a la vacilada.
De su carrera me llevé
una sorpresa magnífica
pues me tenía un regalito
recibiéndose de licenciado
con la mención honorífica.
Allá en el 88
me presentó a su Malena
y luego luego me dije
que ésta sí era la buena.
Una muchacha ejemplar
y siempre muy calladita
que como linda gacela
creció con él pegadita.
Haciéndola a su modo
y apoyándolo en todo
culmina este episodio
de la vida de un muy hombre
que Dios me hizo a su modo.
Perdónenme lo acuervado
pero una cosa sí digo
de todo lo aquí contado
nada ha sido exagerado.
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible.