Me levanto a las diez que me llaman
me desayuno, que voy a trabajar
un cigarro, un refresco y a jalar
al teléfono corro pues me llaman
en la mañana nunca salgo yo
hablo, lavo, guiso y siempre estoy
el periódico ya hojeé por hoy
leo algo y cuando acuerdo
la hora de comer llegó.
Escribo dos horas, creo que ya cumplí
saco el carro, al golf y a jugar.
Vuelo, se me hace tarde, ya corrí
pensando que mañana iré a nadar
visito a mi mamá, espera por mí
derrapando al jardín a platicar.
¿Es éste un buen mortal? ¡Yo creo que sí!
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible.