UNA MADRE
Hay un ser encantador
de saber, rico tesoro;
su nombre debe escribirse
por siempre con letras de oro.
Es el eje principal de una casa.
Es la cimentación dura y verdadera.
Es armonía que engalana escasa
es, en el desierto, la quimera.
Es la amiga que nunca nos traiciona.
Es, en clima frío, como una hoguera.
Es la única persona que emociona,
aligera la carga y se da entera.
Es, de mis sueños principal esencia.
Es, del buen consejo, siempre dueña.
Es, en la vida, la potencia.
Es la unión del espíritu risueña.
Es, en el desvelo de mis amoríos,
la causa de todo mi alborozo;
es un ejemplo sagrado; es compañía,
es su corazón sencillo y generoso.
No es el poder, la plata o el dinero
ni imperios ni coronas, yo deseara
sino poder presumir al mundo entero
de tener una madre que me amara.
Si Dios me mandara y preguntara
qué es lo que en la vida yo más quiero
con gusto y emoción le contestara
una madre, Señor, es lo que quiero.
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible.