Amigos y familiares despidieron a Alfredo Sánchez Torres, de la barra del equipo Morelia, quien fue una de las víctimas de las explosiones del 15 de septiembre. (Fotografías de Agencia Reforma y El Universal)
Se comprometen a ampliar el diálogo político, para alcanzar la paz social que merecen todos los mexicanos.
Los dirigentes nacionales del PRI, del PAN y del PRD se comprometieron anoche a promover en los municipios, Estados y Federación, la actuación con energía y de manera coordinada, frente a la amenaza a la seguridad que representa la delincuencia organizada.
En una declaración política conjunta, firmada por la priista Beatriz Paredes, el panista Germán Martínez y el perredista Guadalupe Acosta, los líderes partidistas manifestaron su repudio y condenaron las explosiones perpetradas el 15 de septiembre en Morelia, y subrayaron que la justicia “debe alcanzar a los criminales del ataque”.
Dijeron que resulta indispensable fortalecer a las instituciones de la República y enfrentar sin fisuras al crimen organizado, siempre en el marco de la Ley. Se comprometieron a empujar acuerdos en el Congreso de la Unión que fortalezcan al aparato de justicia del país.
“Eso implica la exigencia de esclarecer el crimen cometido en Morelia y deslindar las responsabilidades hasta condenar a los culpables; significa animar acuerdos parlamentarios que consoliden la fortaleza y la eficiencia de las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia; precisa, desde luego, que los tres órdenes de Gobierno sean eficaces en el desempeño de sus responsabilidades”, establecieron en el documento.
Consideraron además que para combatir con éxito a la criminalidad es necesaria la actuación ciudadana y convocaron a todos los mexicanos a participar activamente, a denunciar ante las autoridades las conductas delictivas y, sobretodo, a vigilar su desempeño cotidiano.
“Todos los gobiernos están sometidos a la fiscalización ciudadana y nos empeñaremos en que todos rindan cuentas del deber de custodiar la integridad y el patrimonio de los ciudadanos”.
Señalaron que es hora de mantener la unidad en torno a las Instituciones de la República.
“Es hora, también, de defender y mejorar el orden democrático y el imperio del Estado de Derecho en el que debemos convivir todos los mexicanos”.
“Nos comprometemos a ampliar nuestro diálogo político para alcanzar la paz social que nos merecemos todos los mexicanos”, establecieron Paredes, Martínez y Acosta.
Así, al condenar los “ataques cobardes”, los dirigentes de las tres principales fuerzas políticas del país expresaron su solidaridad con los familiares y las víctimas.
“Asimismo, nos solidarizamos con el pueblo y el gobierno michoacanos.
“Los ciudadanos, con razón, exigen al Estado mexicano cumpla con su responsabilidad de brindar seguridad y enfrente con éxito al crimen organizado”, agregaron.
Asentaron que la fuerza del Estado mexicano debe expresarse no sólo con acciones punitivas sino también con la construcción de espacios para la interlocución con toda la sociedad civil organizada.
Dijeron que es necesaria una fuerza de Estado que distinga lo circunstancial de lo estructural y, por ello mismo, implemente la reforma de las Instituciones para fortalecer el Estado de Derecho y apueste por la educación para ir generando la necesaria cultura de legalidad “que censure el crimen y haga incuestionable el derecho de las y los mexicanos a la seguridad”.
‘La granada golpeó mi cabeza, ahí el tiempo se congeló’
“Sentí que algo me golpeó la cabeza. Era la granada. Fue minutos después de las 11 de la noche, luego de gritar el último ¡Viva México!, sólo veníamos de paseo. Vivimos en Querétaro, pero decidimos esa noche estar aquí en Morelia”, relata Mauricio Benítez Aguilar, quien se encontraba en la plaza Melchor Ocampo el lunes pasado.
Aquel golpe descalabró al hombre, le ocasionó una abertura de cinco pulgadas en la parte izquierda de su nuca, luego cayó y rodó por el suelo para detonar en medio de la multitud que festejaba en la capital de Michoacán el 198 aniversario del inicio de la Independencia de México.
“Hubo mucha confusión. Ahí el tiempo se congeló. De inmediato comenzaron ya los juegos pirotécnicos en la Catedral. No sabía qué pasaba. Pensaba que iban a caer más. Temía por mi sobrina. Ella gritaba desesperada por su mamá y yo no la soltaba.
“Perdí de vista a mi cuñada, quien cayó al piso también herida. Mi hermano se había quedado más atrás y también resultaría herido por las esquirlas. Mi sobrino Maximiliano que estaba adelante de mí también y mi sobrina Bárbara, que estaba arriba de una jardinera, se le estalló una vena y se desangraba”.
Con impotencia y coraje, Mauricio dice que esos hechos de violencia que hasta la noche del martes contabilizaban siete muertos y 132 heridos no debe hacérsele a los niños. “No es el México que se merecen”, dice.
“Mientras estaba tirado apenas y podía arrastrarme. Pude ver al joven que minutos antes estaba detrás de mí. A él la explosión le había destrozado la pierna izquierda. Y la señora que estaba detrás de él estaba despedazada. A ella, supongo, el artefacto le cayó debajo de sus pies y de alguna manera ella nos protegió.
“Llevé las manos a mi pecho y sentí algo pegajoso en la camisa, eran los pedazos de carne de las demás personas que se me habían pegado. Todo sucedió como en cinco metros a la redonda y nosotros nos salvamos. Estamos vivos y podemos contarlo”, expresó.