La depresión postnupcial se trata de un fenómeno relacionado con las parejas que ven todo color de rosa y cuando se enfrentan a la realidad, presentan síntomas ansiosos o depresivos.
Especialistas señalan que tres de cada 10 parejas presentan síntomas de ansiedad o depresión después de llegar al altar
Y vivieron felices para siempre resulta ser el final que en la actualidad pocos matrimonios pueden alcanzar con seguridad. Y es que en los últimos años, tres de cada diez parejas presenta depresión postnupcial.
De acuerdo con especialistas, la depresión postnupcial se trata de un fenómeno relacionado con las parejas que se casan con la ilusión de que todo será ideal y que, cuando se enfrentan a la realidad, presentan síntomas ansiosos o depresivos.
El psicólogo de la Universidad de Chile, Juan Yánez, explica que al menos tres de diez personas que se casan presentan algún síntoma como irritabilidad, hipervigilancia de los errores propios o ajenos y disforia.
Enfatiza el también especialista en parejas que aunque no constituye un cuadro de depresión propiamente tal, reconoce que estos pasos pueden conducir a la enfermedad.
Por su parte, el psicólogo Domingo Izquierdo agrega que estas personas configuran distimias -depresiones leves-, incluyendo disminución del deseo sexual y alteraciones en el sueño.
Yánez explica que este problema psíquico proviene de noviazgos largos y que esperan un periodo prolongado para casarse, buscando mejores condiciones para llegar al altar.
Un síntoma, explican, es que el novio espera que su esposa luzca al levantarse como cuando era cortejada, mientras que ella espera que su marido tengas las mismas atenciones de antes, cuando la mayor preocupación de éste es el trabajo y pierde la atención hacia ella.
Los especialistas advierten que uno de los “errores” más comunes es creer que la llegada de los hijos puede mejorar la relación de pareja.
La psicóloga Martha Soto recomienda que las parejas tengan periodos de convivencia como una medida para evitar desilusiones, hacer viajes juntos o tener vacaciones también resulta saludables a fin de conocer cómo se desenvuelve la otra personas en su cotidianidad.
No obstante, enfatizan que la convivencia no evita pasar por un proceso de adaptación y a veces las parejas que conviven también se casan esperando que el matrimonio mejore la relación.