Las Junta Militar de Myanmar declaró el estado de emergencia en las regiones de Yangón, Pegu e Irrawaddy, a esta última pertenecen Day Da Ye, y en los estado Karen y Mon tras el paso del ciclón Nargis. (Fotografías de AP)
La Junta Militar de Myanmar que durante décadas ha rechazado el apoyo internacional pidió ayer ayuda humanitaria.
Myanmar (Birmania) comenzó ayer una nueva jornada con más de 10 mil muertos y cientos de miles de personas damnificadas a causa del ciclón tropical Nargis que azotó el Sur del país entre el viernes y sábado.
Lo último que se sabe de los datos oficiales sobre el desastre son las palabras del ministro birmano de Asuntos Exteriores, Nyan Win: “Más de 10 mil personas han muerto. Todavía estamos recibiendo información y podría haber más víctimas mortales”.
La Junta Militar, que mantiene tensas relaciones con Estados Unidos, la Unión Europea, y otros gobiernos, por las presiones que recibe para que acometa reformas democráticas, aceptó el auxilio humanitario que le ofrecían.
“Aceptamos la ayuda de otras naciones porque nuestra población está pasándolo mal”, dijo Nyna Win, quien ayer reunió al cuerpo diplomático acreditado y a representantes de la ONU para exponerles la grave situación.
Durante la reunión, el canciller dijo que se necesita urgentemente materiales para techos, tiendas de campaña, medicina, píldoras de purificación de agua, mantas y mosquiteros. La vecina Tailandia dijo que enviará ayuda hoy.
El ciclón Nargis azotó el sábado la nación del sureste asiático, antes conocida como Birmania, con vientos de hasta 193 kilómetros por hora. El meteoro arrancó los techos de centenares de viviendas, dañó hoteles, escuelas y hospitales en Yangón, la ciudad más grande de Myanmar, que quedó sin electricidad.
La radio, que transmitía desde la capital del país, Naypyitaw, dijo que otras 2 mil 879 personas estaban desaparecidas en una sola ciudad, Bogalay, en el área del delta del río Irrawaddy, donde la tormenta causó los peores daños.
La situación en las zonas rurales seguía poco clara a causa de los problemas con las comunicaciones y carreteras que quedaron intransitables por el paso del meteoro.
“Está claro que estamos lidiando con una situación muy grave. La magnitud total del impacto y las necesidades tendrá que ser evaluada extensamente en el terreno”, dijo Richard Horsey, portavoz de la oficina de asuntos humanitarios de la ONU en Bangkok, Tailandia.
“Lo que se sabe en estos momentos es que existen centenares de miles de personas en extrema necesidad de albergue y agua potable”, dijo Horsey.
La situación en zonas rurales sigue siendo imprecisa, debido a la falta de comunicaciones y a la destrucción de caminos.
“La vasta destrucción hace más difícil llevar asistencia a las personas más necesitadas”, dijo Michael Annear, coordinador regional para asistencia en desastres de la Federación Internacional de la Cruz Roja, en Bangkok.
México expresa condolencias
El Gobierno de México expresó ayer sus condolencias y su solidaridad a Birmania (Myanmar) por las víctimas del ciclón tropical Nargis, que ha causado cerca de 4 mil muertos y 3 mil desaparecidos en el Sur del país, además de cuantiosos daños materiales.
La Secretaría de Relaciones Exteriores manifestó en un comunicado “sus profundos sentimientos de solidaridad y pesar por las lamentables pérdidas de vidas humanas y los cuantiosos daños materiales” causados por Nargis en la nación asiática.
El Ejecutivo mexicano “transmite sus condolencias al pueblo y al Gobierno de Myanmar, al tiempo que expresa sus mejores deseos por la pronta recuperación de esta emergencia”, apuntó.
Ofrecen la ONU y países ayuda
La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países ofrecieron ayer su ayuda a Myanmar para auxiliar a las víctimas del ciclón Nargis.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, lamentó ayer la pérdida de vidas y expresó la disposición de la organización multilateral a asistir al país asiático en cuanto su Gobierno lo solicite, lo que las autoridades birmanas hicieron después.
EU abrió un fondo de ayuda a través del Programa Mundial de Alimentos y de otras agencias, mientras que fuentes de la Comunidad Europea informaron que estaban a la espera de conocer las necesidades en Myanmar para empezar a entregar asistencia.
Singapur, Tailandia, la India y otros países de la región y de los demás continentes han ofrecido su solidaridad a los birmanos.
La Organización Mundial de la Salud, UNICEF y otras agencias de la ONU implicadas en la respuesta a los desastres naturales se reunieron hoy en Bangkok para examinar la situación y coordinar un plan de acción.
‘Nadie nos está ayudando’
Yangón, antigua capital y mayor ciudad de Myanmar (Birmania), está sumida en el caos causado por el ciclón tropical Nargis que el pasado fin de semana. La población de esta urbe intenta con sus propios y escasos medios llevar a cabo las tareas de descombro y reparación que eluden el Ejército y las instituciones estatales.
En esta ciudad, en la que cunden los espías de la Junta Militar, no se ven en las calles soldados para ayudar a los cinco millones de habitantes que, desde el pasado sábado, carecen de agua corriente y electricidad, y que tienen serias dificultades para abastecerse de alimentos básicos.
Por las aceras, hay un continuo trasiego de personas que van de un lugar a otro con barreños y bidones de plástico en busca de un lugar en el que proveerse de agua.
Niños con sacos al hombre rebuscan entre los escombros de los edificios derrumbados.
“Nadie nos está ayudando, absolutamente nadie”, se queja un birmano que dice llamarse Thaing, y que con una sierra corta un enorme tronco que impide el acceso a su comercio de prendas de vestir.
No muy lejos, un grupo de soldados vestidos con su uniforme color verde oliva retiran escombros del cuartel, mientras aquellos que parecen ser oficiales se resguardan del ardiente Sol sentados bajos dos camiones militares.
En Yangón, parece como si hubiera tenido lugar una batalla. Miles de árboles caídos de los fuertes vientos que alcanzaron una velocidad superior a los 190 kilómetros por hora entorpecen el paso por la calles, sobre las que abundan los cascotes de los miles de tejados arrancados por el ciclón.
“Esta madera es buena para leña”, explica un joven que con ayuda de otros dos corta en trozos uno de los muchos árboles que marcan el largo trayecto desde el aeropuerto hasta el centro de la antigua capital, donde algunos comercios abrieron ayer sus puertas.
Las colas de autos que aguardaban turno para repostar en estaciones de servicios eran interminables y contribuían a empeorar el monumental atasco. El aeropuerto internacional de Yangón, cerrado desde el pasado sábado a causa de una avería en su sistema de señalización, fue reabierto ayer al tráfico aéreo, lo que permitió la llegada del primer avión procedente de Bangkok, la capital tailandesa.