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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

‘La confianza en nosotros mismos, nos genera nuevas fuerzas’

En nuestra actual sociedad de Occidente, donde el consumo y la competitividad lo es todo, se ha venido deformando a las personas, como si se les extirpara algunos nervios espirituales y fibras sensibles del corazón. La cantidad de personas que viven lamentándose del pasado, parándose de puntas tratando de ver el futuro, es abrumante. La ansiedad, el miedo a enfrentar la verdad, a lo que nos depara la fortuna y a la muerte, nos tiene sólo medio vivos. Nuestra actual sociedad, está produciendo personas desalentadas y débiles ante las adversidades.

En los actuales tiempos, se exige que el éxito venga de inmediato. Y si no llega, aún las personas con los mejores estudios universitarios caen en una franca desilusión. Qué lejos estamos de esas épocas en que personas con escasos estudios académicos cambiaban de ocupaciones sin el menor miedo; y con dificultades de todo tipo, caían de pie, como lo hace un gato. Para estas personas, la vida no les daba una oportunidad, sino cientos, según su bravura y su confianza. Bien lo señaló el pensador norteamericano EMERSON. “Que con el ejercicio de la confianza en sí mismos aparecen nuevas fuerzas”.

“Una mayor confianza en sí mismo, un nuevo respeto, por la divinidad en el hombre –dijo EMERSON-, tiene que producir una revolución en todas las ocupaciones y en todas las relaciones de los hombres: en su religión, en su educación, en sus tareas, en su modo de vivir, en sus maneras de asociarse, en su propiedad, en sus mismas expectativas”.

Las grandes civilizaciones como la Inca, Maya, Egipcia, Griega, Romana, etcétera, fue posible construirlas gracias a que sus mujeres y hombres aceptaron su lugar geográfico y sintieron que ese lugar era el eje de la Tierra. Los grandes empresarios, inventores, científicos, artistas, han sentido lo mismo, pero en lo individual: su lugar y su ocupación los han considerado como los ejes fundamentales de su vida. Donde todos veían carencia, ellos imaginaban la abundancia; donde todos se quejaban de la escasez de oportunidades, ellos creaban las oportunidades. Los hombres activos se abren pasos solos, y no ponen cara de limosneros, ni gimotean como aquellos que esperan que se les dé todo, se les ayude y se les consuele.

Los seres humanos no nacimos con una naturaleza de limosneros, sino que las potencias de nuestro entendimiento y voluntad, nos avocan a cooperar con la Naturaleza y servirnos de ella; no como mendigos, sino como señores con fuerza y dignidad.

GALILEO descubrió con un anteojo de teatro un mundo celeste que desconocíamos. A RAMÓN Y CAJAL se le otorgó el premio Nobel de Medicina, gracias a sus descubrimientos neurológicos, haciendo uso de un laboratorio de lo más simple. EDISON patentó cientos de inventos, gracias a su empeño y no al uso de una avanzada tecnología. NAPOLEÓN BONAPARTE, jamás trató a sus soldados como señoritas, sino que les impuso la costumbre de los ejércitos de la Antigua Roma, en la que cada soldado recibía su ración de trigo, lo trituraba en un molino de mano y él mismo elaboraba su pan.

Pero nosotros en nuestra época actual, hacemos lo contrario a lo que hacían los Incas, los Mayas, los Aztecas, etcétera: ellos, se esforzaban arduamente, y se sentían el eje de sus civilizaciones; y nosotros todo lo esperamos de los demás: del Gobierno, de la sociedad, de la ayuda externa, etcétera. Al convertirnos en pedigüeños, vamos aniquilando la confianza en nosotros mismos, hasta perderla casi por completo.

CRITILO cree que lo único que es seguro, consiste en emplear adecuadamente nuestras fuerzas. Lo que necesitamos es actuar con firmísima resolución en lo que nos hayamos propuesto. Si no tenemos confianza en nosotros, desaparece nuestra fuerza y se esfuma el encanto de la vida.

Siempre, el secreto del éxito residirá en la confianza en nosotros mismos. Pero para que la confianza prenda en nuestros corazones, tenemos que actuar decididamente; recordemos lo que escribió ARISTÓTELES: “El comienzo es más de la mitad del todo”. ¡Entonces, comenzar, actuar, comprometernos con nuestros proyectos, es la caldera que afianzará la confianza en nosotros mismos!

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