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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

Celos

Los celos consisten en hacer cargo a la persona amada de haber puesto su cariño en otra. Los celos son un sentimiento penoso experimentado por una persona, por ver que otra cuyo cariño o amor desearía para sí sola, lo comparte con una tercera; o por ver que otra persona es preferida a ella. La celosía es un enrejado de madera que aún se usa en muchos países de Asía, con la finalidad de que la mujer oculta tras una celosía no esté a la vista de los transeúntes.

El político Sueco AXEL OXESTIERNE, dijo: “El celoso pasa la vida buscando un secreto cuyo descubrimiento ha de causar desdicha”. Y el dramaturgo Español JACINTO BENAVENTE escribió: “El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina, basta”. El celoso pudiera tener razón de que su amada prefiere a otro (lo mismo se aplica a la mujer en relación al hombre que ama), pero en la gran mayoría de los casos la persona celosa sufre por lo que se imagina y no por lo que en realidad pudiera ser.

SHAKESPEARE nos describe genialmente en su obra “Otelo”, los profundos sentimientos dolorosos y la desbordada imaginación del celoso. Este poeta escribió: “El venenoso griterío de una mujer celosa resulta más mortífero que los colmillos de un perro rabioso. Y desgraciadamente lo de “mortífero” es algo real, pues un porcentaje de la extrema violencia psicológica y física, y aún, de asesinatos, se da en hombres que los avasallan los celos.

Siempre, los celos nacen de un sentimiento de debilidad, y probablemente no exista un miedo más profundo que aquel que se produce al temer que nos abandone la persona a la que amamos. Un amor o un matrimonio se pueden convertir en un infierno cuando nacen los celos. Es normal que sintamos algo de celo cuando amamos a alguien, pero si esos celos se acrecientan, si nos dominan y perturban nuestra vida, estamos ya en el terreno de los celos patológicos, es decir, enfermizos. El celoso quiere controlar sus celos, pero no puede, y entre más trata de dominarlos, más los enciende, y es que no se da cuenta que la caldera de sus celos es su desenfrenada imaginación. Y cuando la voluntad de querer dominar los celos se enfrenta contra la imaginación, siempre, y sin excepción, triunfa la afiebrada imaginación del celoso.

El celoso está siempre en un estado de miedo expectante, por lo que la relación con su pareja está en una tensión permanente, estallando frecuentemente el celoso en quejas, sospechas, acusaciones y rompimientos en su relación. Después de una tormenta de celos llega una paz aparente, pero después de una reconciliación vuelve a redoblar sus ataques, después, a pedir perdón o a quedar resentido, y así, se reinicia el círculo infernal del celoso.

Toda persona que ama a otra, sabe, que pude perderla, pero esto es muy normal, ya que la persona amada constituye para nosotros el bien más preciado. Pero en el caso de los celos, el celoso ya se da por perdido, no teniendo la menor prueba de ellos en la gran mayoría de los casos. En los celos normales, la persona que teme perder a su amor, se empeñará en cuidar más su relación. Pero en el caso de los celos, el celoso está destrozando su relación sin querer hacerlo. A veces, son tantas las acusaciones del celoso, que la persona celada cae en aquello de que se la acusa, como un descanso a tanto martirio recibido. En estos casos, se da lo que se conoce como la “autoprofecía cumplida”.

CRITILO cree, que todo celoso patológico, debe acudir a la ayuda de un profesional de la salud mental, pues los celos extremos denotan un daño psíquico causado con toda seguridad, en la infancia. El celoso puede curarse cuando caiga en la cuenta que sus celos patológicos no son la expresión de un “gran amor”, como falsamente lo piensa. Además, deberá darse cuenta que sus explosiones de celos lo hacen ver ante la persona que ama, como a una persona débil, insegura e inferior, lo que realmente provoca que la persona a la que ama, deje de amarlo.

El celoso quiere robarse la libertad de la persona que ama; quiere dominarla y sojuzgarla, creyendo que se debe a que la ama mucho y a su fuerte carácter. No se da cuenta, que sus celos nacen de una debilidad interior y de que no ha comprendido que sus estallidos celosos lo conducen a perder a la persona amada.

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