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Palabras de poder

Jacinto Faya Viesca

El Águila y el Escarabajo

Toda persona que ha sido ultrajada puede llegar a vengarse de su ofensor; por ello, no debemos despreciar a nadie, aun cuando lo consideremos muy débil. Esta idea la describió el fabulista Griego ESOPO, en su fábula que a continuación relataré.

Un águila perseguía a una liebre, y en su huida se encontró por casualidad con un escarabajo al que le pidió que la socorriera. El escarabajo cuando vio llegar al águila le rogó que no se llevara a la liebre. El águila miró con desprecio al pequeño escarabajo, y no atendió a su ruego, sino que devoró a la liebre.

El escarabajo se llenó de rencor y se pasó el tiempo espiando el nido del águila, y cada vez que ésta ponía sus huevecillos, el escarabajo volaba al nido y echaba a rodar los huevos y los cascaba. El águila desesperada acudió al dios ZEUS y le pidió que le proporcionara un lugar seguro para criar a sus polluelos fuera del peligro del escarabajo. ZEUS le permitió que pusiera sus huevecillos en su regazo. El escarabajo al ver los huevos del águila encima del manto de ZEUS, hizo una pelota de estiércol y la tiró encima del regazo de ZEUS. Este dios al querer sacudirse el estiércol, cuando se levantó tiró los huevos sin darse cuenta.

Desde entonces, dicen que en la temporada en que aparecen los escarabajos las águilas no crían por temor a que les impidan poder tener a sus polluelos.

ESOPO en esta fábula nos da admirables enseñanzas. Que toda persona que tema o esté necesitada de algo, y no pudiendo acudir por la ayuda ideal, es prudente que acuda aun ante personas menos fuertes que ella, tal y como la liebre acudió en ayuda del pequeño y débil escarabajo. Saber, que en la naturaleza humana se da un “afán de servir”, y que en muchas ocasiones, el débil, el pobre, y el poco dotado, puede ayudar enormemente, al fuerte, al rico y al inteligente. ¿Cuántas personas no salvan sus vidas, su patrimonio, su prestigio, y otros bienes, gracias a la ayuda de personas que acuden en su auxilio? ¿Qué acaso, cuando nos sometemos a una intervención quirúrgica no dependemos totalmente de ayudantes de médicos, de enfermeros, técnicos? ¿Cuántos no han salvado sus vidas en accidentes, gracias a la intervención de extraños que se encontraban en ese momento del accidente?

El fabulista francés JEAN DE LA FONTAINE escribió: “Es necesario ayudarse mutuamente; tal es la Ley de la naturaleza”.

El águila miró con desprecio al escarabajo y devoró a la liebre. ¿Cuántas veces no vemos con desprecio a otros? El desprecio a quien consideramos inferior es algo muy común en nuestra conducta. De hecho, casi todos lo hacemos, aun cuando una mayoría despreciemos a otros de una manera pasiva. Cuando despreciamos a otro de una manera frontal y brusca, estamos cometiendo una severa impudencia, pues el despreciado podría vengarse algún día de quien lo despreció. Cuando despreciamos a alguien, lo estamos desestimando y teniendo en muy poco. Todo desprecio es un desaire, un desdén, y en muchos sentidos, una ofensa.

PAUL TANNERY, en su obra Pensamientos, escribió: “No se paga jamás demasiado caro el derecho de despreciar a alguien”.

El águila, ya desesperada, acudió al dios ZEUS, pero ni aun este poderoso dios pudo protegerla. Bueno, ya todos conocemos el dicho popular: “No hay enemigo pequeño”. Pudo más el rencor del escarabajo que la protección de ZEUS. Y es que lo que no sabemos, que cuando una persona débil o poco importante ante nuestros ojos, cuando guarda “rencor” lo más probable es que lo incremente a medida que pasa el tiempo. El fuerte rencor en una persona débil, la puede convertir en un gigante peligroso. El rencor consiste en un resentimiento y en un enfado persistente. El rencor, agudiza los sentidos y la inteligencia del rencoroso en su finalidad de dañar al que lo ha ofendido; por ello, no hay enemigo pequeño.

CICERÓN expresó: “La enemistad es una ira que espera la ocasión de vengarse”. Y DRYDER sentenció: “Ten cuidado con la ira de un hombre sufrido”.

ESOPO, fue un hombre enormemente sabio. Sus fábulas, en las que sus personajes son animales, nos enseñan de una manera muy sabia, los grandes vicios y virtudes de los seres humanos. La fábula que hemos referido, no solamente nos da enseñanzas valiosas, sino también nos dice de manera indirecta del inmenso valor de actuar siempre que podamos, en ayuda de otro, y de no despreciar a persona alguna, sino al contrario, de darle a todo ser humano el respeto y la consideración debida.

La realidad, es que solos nada podemos hacer, ni aun el hombre más poderoso de la Tierra. ¡Necesitamos de los demás, nos dice CRITILO, como si se tratara del mismo aire para vivir!

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