EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

PALABRAS DE PODER

Jacinto Faya Viesca

LAS ENTRAÑAS DE LA SOBERBIA

“La soberbia consiste en estimarse a uno mismo, por amor propio, en más de lo justo”, escribió el filósofo Espinoza en su monumental obra, Ética. Espinoza está considerado como uno de los filósofos más profundos que ha dado el género humano. Su Ética es una obra de valor incalculable para la humanidad. Espinoza escribió:

“La soberbia se diferencia, pues, de la sobreestimación, en que ésta se refiere a un objeto exterior, y la soberbia, en cambio, se refiere al hombre mismo que se estima en más de lo justo. Además, así como la sobreestimación es un efecto o propiedad del amor, así la soberbia es un efecto o propiedad del amor propio, el cual puede definirse, por ello, a su vez, como el amor de sí mismo, o el contento de sí mismo, en cuanto afecta al hombre de tal modo que se estima a sí mismo en más de lo justo”.

El que se estima a sí mismo en más de lo justo, no lo hace por que tenga la certeza de que goza de ciertas destacadas capacidades, sino porque cree y siente que es grandioso como persona y superior a todos los otros. Esta sobrevaloración “de su persona” revela una gravísima distorsión de su persona, de los demás seres humanos y del mundo.

La gran mayoría de las personas goza de alguna o algunas capacidades naturales sobresalientes, y un porcentaje de estas personas acepta que sí goza de esas capacidades, y no por ello son soberbias, ya que están estimando capacidades de las que gozan, y no, haciendo una evaluación grandiosa y divina de “su persona”.

Comúnmente, ocurre que ciertas personas se estiman en menos de lo justo, de lo real; estas personas pueden sentirse tristes porque pueden creer que los demás los desprecian, cuando los otros jamás han pensado en despreciarlos. El autodesprecio genera sentimientos de vergüenza, que los orillan a no atreverse a hacer lo que otros sí se atreven, y se atreven, no por que gocen necesariamente de capacidades sobresalientes, sino porque no se autodesprecian, y en cambio sí, se estiman en lo justo.

El soberbio, al sobreestimar no alguna de sus capacidades, sino su propia persona, ya no puede estimar a los demás, pues los considera inferiores a él. El soberbio ve a los demás como humanos, pues este hecho le resulta tan evidente, que no puede negarlo, pero él se considera como un “humano diferente, más evolucionado, superior, y mejor en todos los sentidos”.

Independientemente de que el soberbio se vea grandioso y casi divino, añade un factor adicional a su grave trastorno emocional: se cree y se siente “invulnerable”. Cree, que nada malo le puede suceder; no sabe que todos los humanos al ser de cristal somos frágiles y rompibles. No, el soberbio se siente de hierro que puede doblarse, pero jamás romperse. La psicología avanzada ha comprobado que todo soberbio padece de una grave trastorno afectivo, que su soberbia es el resultado de profundos sentimientos de inferioridad.

Pero las cosas se complican, porque los sentimientos de inferioridad están sepultados en su inconsciente, mientras que conscientemente sí se cree superior. Sufre el soberbio de una rotura afectiva grave: su inconsciente le dice que se siente inferior, pero su consciente lo engaña al sentirse grandioso, invulnerable y superior. Pero veamos lo paradójico: todo soberbio es profundamente envidioso.

Critilo nos dice, que lo que más irrita a un soberbio es la soberbia de otros, pues le sirven de espejo, aunque con mucha frecuencia confunde las destacadas capacidades de otros como soberbia, siendo falsa esta apreciación. Cuando una persona goza de escasas capacidades, pero la fortuna le ha sido próspera, se da un caldo propicio para la soberbia, pues el soberbio confunde “su buena suerte” que no depende de él, con sus capacidades.

La soberbia ha derribado más reinos que la espada; ha provocado guerras; muchos hombres prósperos se perdieron por esta enfermedad emocional grave. Desgraciadamente, donde hay soberbia habrá ignominia, discordia, arrogancia, injusticias graves, y con frecuencia, crímenes de todo tipo. La soberbia revela que han muerto las partes nobles del corazón.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 359161

elsiglo.mx