Todos podemos aumentar nuestra felicidad
¿Realmente, podemos ser más felices si nos lo proponemos, independientemente de nuestras limitaciones personales y de circunstancias desafortunadas y muy apretadas?
Estudios muy serios y con mediciones científicas por parte de psicólogos y de expertos en la conducta humana, concluyen, que la mayoría de las personas que en serio se proponen ser felices o mucho más felices, pueden lograrlo. Ya sabemos, que la herencia genética, nuestra educación infantil, y la suerte, influyen favorable o desfavorablemente en nuestros índices de felicidad o desdicha.
Pero haciendo a un lado lo que ya está “dado” para una persona, y que no puede modificar (herencia biológica, educación infantil, eventos traumáticos), los científicos afirman, que por supuesto, casi todos podemos aumentar nuestra felicidad. ¿Cómo? El psiquiatra español ROJAS MARCOS, nos da el siguiente panorama muy realista y enormemente esperanzador.
“Una sólida autoestima – escribe ROJAS MARCOS – unida al sentido de control sobre nuestra vida, el talante optimista, amistoso y expansivo, y una buena capacidad para adaptarnos a los cambios y superar los reveses de la vida suponen una garantía de felicidad para cualquiera. Pero la lógica inversa de este discurso es también razonable. Como la socióloga RUUT VEENHOVEN y sus colegas han demostrado, cuando nos sentimos felices gozamos de una buena opinión de nosotros mismos, disfrutamos de nuestras relaciones, nos orgullecemos de nuestro trabajo y nos encontramos satisfechos con nuestra calidad de vida en general. También nos vemos autosuficientes, en control de nuestro destino, y percibimos poca diferencia entre nuestra situación real y nuestras aspiraciones. Los hombres y mujeres dichosos tienen altas posibilidades de mantener un empleo, de encontrar pareja, de conservar su buena forma física y mental, y de considerarse favorecidos por la suerte. El bienestar subjetivo nos facilita la gratificación en situaciones cotidianas, desde una puesta de Sol a un paseo por el parque, y nos impulsa a apreciar la belleza en el mundo circundante”. Extraordinario lo escrito por este psiquiatra español.
Todos sabemos, que HELEN KELLER, ciega y sordomuda, llegó a ser una gran escritora. Para HELEN KELLER, “La felicidad es el fuego sagrado que mantiene nuestro ánimo encendido y nuestra imaginación radiante”. HELEN KELLER tuvo una maestra excepcional, la pedagoga SULLIVAN, quien con una paciencia infinita logró que su alumna captara el significado del mundo exterior, y pudiera comunicarse con los demás. Si HELEN KELLER cambió radicalmente su vida, ¿por qué nosotros, que vemos, oímos, hablamos, y gozamos de muchas ventajas, no podemos mantener nuestro ánimo encendido y nuestra imaginación radiante?
Todos nosotros (a excepción de muy pocos casos extremos de grave incapacidad física o mental) podemos pasar de un estado de infelicidad a otro de felicidad, o bien, de escasa felicidad, a una gran felicidad. Para esto, podemos modificar nuestras emociones, abandonando nuestro catastrofismo y negativismo; dejar de pensar que así somos y que no podemos cambiar nuestro pertinaz pesimismo. No es cierto, que nuestro negativismo sea una ley grabada en nuestra vida o un modo de ser inmodificable. Por el contrario, es absolutamente modificable. Sólo se trata de empezar a pensar e intentar sentir de una manera optimista en esta única vida que Dios o la Naturaleza nos ha regalado. Recodemos, como lo dijo el médico español y Premio Nobel de Medicina, SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL, que nuestro cerebro es plástico, y si asumimos pensamientos y conductas optimistas, nuestro cerebro sufrirá modificaciones neuronales muy ventajosas.
CRITILO nos dice, que todos podemos desde este mismo momento, extinguir nuestras actitudes y conductas resentidas, negativas y derrotistas, y en su lugar, asumir actitudes de triunfo y conductas constructivas y victoriosas.
¡Por supuesto, que esta tarea tiene su precio! Vigilancia constante durante un tiempo, sobre nuestro negativismo, para sepultarlo para siempre; esfuerzo, disciplina y paciencia. Aprender a vivir de una manera diferente a nuestra acostumbrada manera negativo de existir, requiere de una seria decisión existencial, y de nuevas actitudes, pensamientos y conductas optimistas. ¡Pero vale la pena el esfuerzo, pues va en juego nuestra felicidad, y en parte, la felicidad de nuestros seres queridos!