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Paliativos

jaque mate

sergio sarmiento

“No pueden ustedes curar el cáncer con una mayoría de votos. Necesitan un remedio”.

Winston Churchill

Poco a poco se ha ido agotando la capacidad de curación de los paliativos. Y no es que sea malo tomarse una aspirina cuando a uno le duele la cabeza. El problema es que tarde o temprano hay que enfrentar el problema de fondo. Y si la jaqueca la produce un tumor en el cerebro, la humilde aspirina nunca será un verdadero remedio.

Ayer la Reserva Federal de los Estados Unidos recortó en medio punto porcentual, como se esperaba, su tasa de interés de referencia para dejarla en apenas 1 por ciento. Desde un día antes los mercados habían empezado a descontar esta baja, por lo que las bolsas de valores subieron fuertemente tras varias semanas de pesimismo puro. Después del recorte, sin embargo, los mismos mercados empezaron una vez más a vacilar.

Y con razón. Los inversores se dan cuenta de que de poco o nada sirve bajar los intereses de 1.5 a 1 por ciento, especialmente cuando la inflación está por arriba del 4 por ciento. A una crisis provocada en buena medida por una política monetaria excesivamente laxa, la cual hizo que las tasas de interés se volvieran negativas y empujó a los estadounidenses a ahorrar, se está respondiendo ahora con una decisión que vuelve todavía más laxa esa política monetaria.

Quizá en este momento no haya opción. Ben Bernanke, el actual presidente de la Reserva Federal, es uno de los más respetados estudiosos de la Gran Depresión de la década de 1930. Él sabe perfectamente que una de las razones que convirtió el crack bursátil de 1929 en la peor crisis económica del siglo XX fue la decisión de la Reserva Federal de apretar la política monetaria en un momento en que la economía estaba entrando a una recesión. Si la Reserva Federal no estuviese hoy bajando tasas de interés e inyectando liquidez en los mercados, podría generar un desplome tan calamitoso como el de los años treinta. Pero las medidas que vendrán más adelante no pueden ser simples paliativos, como los que hemos visto hasta ahora. Tarde o temprano habrá que tomar en cuenta las razones reales de la crisis. Ningún país puede vivir de manera indefinida con un ahorro negativo… contratando deudas superiores a sus ingresos para financiar su gasto corriente.

Las políticas del Gobierno de los Estados Unidos han estado dirigidas en los últimos años a castigar el ahorro y fomentar el endeudamiento. No sólo las tasas de interés han sido negativas –de hecho, lo son cada vez más—, lo cual hace que el individuo pierda dinero si ahorra en vez de gastar, sino que la política fiscal ha estado dirigida también a promover el endeudamiento. Estados Unidos cobra Impuesto Sobre la Renta a los intereses que pagan los ahorros y las inversiones, aunque los rendimientos sean negativos en términos reales como ocurre desde hace tiempo; permite, en cambio, la deducción de los intereses que se pagan en los préstamos hipotecarios. Ante estos incentivos no podemos sorprendernos de que los estadounidenses hayan optado por endeudarse en lugar de ahorrar. (Lo peor de todo es que esta política fiscal la hemos imitado en México, donde ya se cobra impuesto sobre los réditos y se permite la deducción de intereses hipotecarios.)

Una vez que pase la actual turbulencia, el Gobierno de Estados Unidos tendrá que cambiar de manera radical sus políticas monetaria y fiscal. La recuperación de largo plazo del país depende de que se modifiquen los incentivos para promover el ahorro. Una de las razones por las que China ha mantenido una alta tasa de crecimiento, a pesar de la actual crisis internacional, es su alta tasa de ahorro.

El problema que ha sufrido Estados Unidos no se resuelve dándole más poder a los burócratas, como sostienen algunos. De hecho, han sido funcionarios gubernamentales, como el presidente George W. Bush y el ex presidente de la Reserva Alan Greenspan, los que han empujado a la economía estadounidense al borde del precipicio.

Quizá haya algunos temas concretos en los que pueda mejorarse la regulación o simplemente mejorarse la aplicación de los reglamentos ya existentes. Pero de nada sirve tener todas las reglas del mundo cuando los gobiernos empujan a las personas y a las empresas a tomar decisiones contrarias al interés general y al propio. El Estado tiene un papel crucial para que una economía crezca de manera sana y sustentable durante períodos largos, y cuenta ya con los instrumentos para cumplirlo. Éstos son, entre otros, la política fiscal y la monetaria. Si no los utiliza bien, no hay regulación suficiente que impida que descarrile la economía.

EL RÉGIMEN MÁS CERRADO

Me dicen los funcionarios del Gobierno Federal y muchos políticos que la reforma petrolera constituye un verdadero paso hacia adelante en comparación con lo que teníamos con anterioridad. Quizá. Pero a pesar de la reforma, México sigue manteniendo el régimen de inversión petrolera más conservador, más cerrado, del mundo. Pretender ser competitivos con estas reglas es realmente iluso. Tarde o temprano tendremos que hacer una verdadera reforma energética, que permita una mayor inversión en este campo tan importante para el desarrollo de toda la economía.

www.sergiosarmiento.com

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