El año que inicia será sin duda clave para definir el futuro económico de nuestro país, al menos durante los casi cinco años que le restan a la presente administración presidencial. A diferencia de lo sucedido al comenzar 2006 y 2007, cuando todo indicaba que la economía internacional seguiría teniendo un comportamiento favorable para México, en este 2008 son varias las sombras que se ciernen sobre el entorno económico externo. Mientras que a principios de 2007 la duda era qué tanto crecería la economía global y, lo más importante para nuestro caso, cuánto crecería la economía de Estados Unidos (EU), ahora la interrogante es si esta economía y la del resto del mundo experimentarán una recesión durante 2008, así como qué tan prolongada podría ser ésta. Aunque el organismo responsable de decidir e instrumentar la política monetaria en EU, el Comité de Operaciones de Mercado Abierto (Comité) de la Reserva Federal (Fed), redujo las tasas de interés en la segunda mitad de 2007 para tratar de neutralizar los efectos negativos de la crisis en el mercado hipotecario de alto riesgo (subprime), así como minimizar su contagio al mercado crediticio y a la actividad económica en general, hay preocupación sobre la profundidad de estos impactos negativos. El margen de maniobra para continuar bajando las tasas de interés no es muy amplio para la Fed, dadas las presiones alcistas en los precios del petróleo y sus derivados, así como la misma debilidad de la moneda estadounidense que si bien abarata las exportaciones y ayuda al dinamismo económico, al mismo tiempo encarece las importaciones y le agrega presiones inflacionarias a su economía. Esto abre la posibilidad de que en 2008 nuestro vecino del norte repita la experiencia de la década de 1970, cuando se registró a la vez un importante repunte inflacionario y un estancamiento económico notable, fenómeno conocido como estanflación, que dificultó la instrumentación de la política monetaria en EU, comprometida con el doble objetivo de procurar un máximo nivel de empleo y mantener la estabilidad de precios. Dada la crisis actual en el mercado de crédito, es probable que la Fed reduzca aún más las tasas de interés. Así lo anticipa el acta de la reunión de diciembre pasado del Comité al citar que “Algunos miembros hicieron notar el riesgo de un círculo vicioso en el cual las condiciones en el mercado de crédito restringirían más el crecimiento económico, dando lugar a un apretón adicional del crédito. De ocurrir este comportamiento adverso, podría requerirse de otro relajamiento significativo” en la política monetaria. Por otra parte, aunque algunos analistas llegaron a afirmar que el debilitamiento de la economía estadounidense no tendría un impacto global significativo porque el resto del mundo, particularmente Europa, Japón y los otros países asiáticos relevantes, podrían desvincularse de lo que pasara en EU, los problemas crediticios de este país han pasado sus fronteras y están afectando a Europa, en especial. Será difícil, entonces, que la desvinculación sea tan evidente como se pensó en un principio. Esta es, a grandes rasgos, la expectativa sobre el entorno económico externo en el cual estará inmerso México durante 2008. Con este marco de referencia, conviene revisar brevemente lo que será el ambiente interno más probable de nuestra economía durante el año en curso. De entrada, debo decir que no visualizo un panorama en el que México pueda aislarse de las tendencias mundiales. En este sentido, se antoja optimista la expectativa oficial de que nuestra economía crecerá 3.7 por ciento en este año, casi un punto porcentual por encima del crecimiento previsto para el año pasado, lo que consideró un dinamismo de la economía estadounidense(2.8 por ciento) muy superior al 1.9 por ciento que esperan los analistas de ese país. Estimo, por tanto, que nuestro crecimiento será, en el mejor de los casos, muy parecido al de 2007, alrededor del 3 por ciento. Vale la pena señalar también que el argumento de nuestras autoridades en el sentido de que el crecimiento interno será estimulado por un mayor gasto público en inversión no es totalmente válido, porque se trata de financiar ese gasto con los recursos provenientes de las adecuaciones fiscales que tendrán su contrapartida en una dismimución del gasto privado en consumo e inversión. Con respecto al estimado oficial de inflación, la Secretaría de Hacienda supone que al cierre de diciembre será de 3 por ciento anual, pero todo indica que estará por arriba del 3.5 por ciento. De hecho, Banco de México reconoce que la meta del 3 por ciento se alcanzaría sólo hacia fines del año entrante. En esas condiciones, se antoja también optimista la estimación oficial de que la tasa de Cetes a 28 días promediará 7 por ciento en 2008. Mi cálculo es que, en el mejor de los casos, se mantendrá alrededor de su nivel actual de 7.5 por ciento. Con respecto al tipo de cambio, considero razonable la previsión oficial de un promedio anual de 11.20 pesos por dólar en 2008. Esto significaría una ligera depreciación con respecto al promedio de 10.92 pesos por dólar durante el año pasado, reflejando en parte las condiciones menos favorables en el entorno financiero internacional. En resumen, hay muchos buenos deseos en el programa oficial, esperando que nuestra economía tenga un desempeño bastante más favorable en este año que en el previo, pero es casi seguro que la realidad se encargará de contradecirlos. La estrecha vinculación que tenemos con EU y las adecuaciones fiscales que entran en vigor en 2008, tenderán a mantenernos con un dinamismo relativamente bajo y aumentar las presiones inflacionarias, a pesar del optimismo gubernamental.